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domingo, 6 de diciembre de 2015

Viene el año de la misericordia

VISITANTES: 31
Viene el año de la misericordia

“El Señor te bendiga y te guarde; el Señor te mire con agrado
y te extienda su amor; el Señor te muestre su favor
y te conceda la paz.”
Nuevamente nos encontramos al final de un año que en solo unas cuantas semanas se convertirá en recuerdo, en un interminable episodio de tantos acontecimientos vividos ¿Cuántas veces  hemos presenciado la dicha, la soledad y la nostalgia en estos trescientos sesenta y cinco días? ¿Cuántas veces nos hemos dicho que debemos de ser feliz, que hay que ser auténticas y vulnerables a los cambios que estorban e impulsan  nuestra propia humanidad?
Este año ya es un conjunto de experiencias que se han aglomerado en el cuerpo y en el alma quedando su esencia impregnada en el subconsciente para siempre. Hay que encontrar la manera de cómo despertar a un nuevo día, mirando la vida con esperanza, con pasión y justicia a todo lo que viene a abrazarnos o a hostigarnos de repente.
Un nuevo año que vendrá cargado de misericordia, de bien, de compasión hacia nosotros mismos y hacia los demás.  Un nuevo año que desplegará indulgencia y comprensión en los momentos en que no sabemos cómo salir a flote de una situación desagradable o incomprensible. 
Debemos pedirle a Dios misericordia desde el momento en que nos levantemos del alivio corporal hasta finalizar el día porque, nosotros, en nuestra propia inhabilidad de dictar el curso del tiempo, sabemos que nuestra vida está en las manos de Dios. 
La misericordia del Señor es la capacidad de apiadarse de las miserias ajenas, de aquellos que no pueden incorporarse de tantas contradicciones y desafueros. La misericordia de Dios se muestra en la benevolencia y en la dulzura de nuestro propio ser, en la asistencia al necesitado, especialmente se manifiesta en el perdón y la reconciliación con las personas que nos hirieron en el pasado.
La misericordia del Señor es más que un sentimiento de simpatía. Es la práctica la que abunda en el corazón del ser humano para poder ser, aunque sea un instante, semejante a Dios Santo. Solo por un momento sabríamos lo que significa amar como Dios ama por medio de la piedad y la devoción.
Es definitivamente la virtud que promueve y estimula al hombre a ser benévolo con su propia persona, a ser amable, a ser generoso en todas las situaciones en donde dependa y predomine la fe y la caridad.
Dice la Palabra de Dios en Efesios 2:4 lo siguiente: Pero Dios es tan misericordioso y nos amó con un amor tan grande, que nos dio vida juntamente con Cristo cuando todavía estábamos muertos a causa de nuestros pecados. Por la bondad de Dios han recibido ustedes la salvación.
Este año, que ha sido para algunos de nosotros pleno de dicha y escaso de perdones, no es más que un escalón hacia la cumbre del entendimiento personal, de aquello que nos ha robado la paz durante tantas situaciones sin salidas.
Es un período para razonar y comprender el resultado de numerosas posibilidades halladas en el sendero, de invocaciones no entendidas, de gracias pasadas por alto, de suertes y favores sin apreciar, de dones no percibidos. Hemos estado dormidas viviendo nuestra propia existencia sin contar con la bondad que viene de lo alto, obviando las bendiciones poderosas de Dios...
Este año que en despedida nos abraza de paz, de alegría, de bien, nos dice adiós para siempre y en recompensa y triunfo no nos reclama nada, ni tan siquiera nos pide transformaciones para terminar con gusto, con ese sabor a ofrendas inesperadas halladas en el diario vivir. 
Mas las bonanzas han estado presente durante este ciclo de doce meses; la dichas y las suertes nos han colmado de ilusiones, las consagraciones hacia el prójimo nos han hecho obedientes, los bienes y las cortesías nos han enseñado a ser mejores personas.  De manera que la Gracia de Dios nos han ejercitado a ser fuertes ya que la magnanimidad de Cristo nos asegura llegar a la meta de lo infinito.
Por eso hay que pedirle a Dios misericordia, todos los días, para que Sus ojos estén puestos en nosotras, para ser protegidas de toda iniquidad durante los largos caminos por recorrer, para que estos se multipliquen en fértiles oportunidades.
Según el Salmo 25, 6,7 la Palabra de Dios nos dice: Acuérdate, Señor, de tu ternura y gran amor, que siempre me has mostrado; olvida los pecados y transgresiones que cometí en mi juventud. Acuérdate de mí según tu gran amor, porque tú, Señor, eres bueno.

noris capin


sábado, 7 de noviembre de 2015

Hay alegría

VISITANTES: 49
"Promised Garden"
Estamos aquí y hay alegría

Pero los buenos se alegran; ante Dios se llenan de gozo,
¡saltan de alegría!

                                                                                                Salmo 68:3


Se acercan la Navidad y, de hecho, ya las tenemos aquí, al doblar de la esquina. No sé si es que el tiempo ha pasado como una golondrina fugaz o es simplemente que hemos estado nosotros demasiado apurados para notar que las hojas del calendario han caído sin sentir.

Y haciendo un recorrido por las calles de la vida, me conmuevo al decir que para nosotros ha sido un manantial de bendiciones llegar a este tiempo ,como un obsequio, y esperarlo con gozo y devoción a pesar de las situaciones que tienden a desequilibrar la existencia.

Y es tiempo de reír, tiempo de contentarnos, tiempo de tocar la vida en su propia y mística manifestación.  Estamos aquí, amigos, y al estar, debemos reafirmar nuestro propio ser, entendiendo que es posible alimentar nuestro espacio con cosas que nos revistan de abundancia íntima y personal y no con las inservibles motivaciones mundanas.

Es imposible dejar de crecer y concretar nuevos proyectos dentro de los deseos del alma, es imposible; siempre existe la amplitud de superación de la mente y el espíritu en cada uno de nosotros para salir adelante.

Nuestra habilidad de acrecentar la alegría de vivir, rebasa todo tipo de malas rachas que ocasionan un desencaje emocional.  Y a medida que nosotros entendamos cómo ensanchar nuestros caminos y acelerar la alegría de un modo fructífero y cordial, todo lo demás viene por añadidura.

Siempre enfocándonos en el positivismo de la vida, tocamos la virtud de salir victoriosas en Cristo Jesús, puesto que en la fe en Dios nos abraza y nos lleva al convencimiento de que todo lo que pidamos con confianza es observado por Él, de acuerdo a Su Santa voluntad.

Ya que no podemos controlar las hendiduras que nos hacen tropezar diariamente,  dentro del estrés que aceptamos aprisionar, y digo "aceptamos" porque cada uno de nosotros necesita meditar si la contienda es lo suficientemente devastadora para llorar, o provechosa para descubrir cambios convincentes.  Dice la Palabra de Dios en Romanos 12,12 lo siguiente: Alégrense en la esperanza, muestren paciencia en el sufrimiento, perseveren en la oración. Es, por lo tanto, nuestro derecho el escoger o ahuyentar la destemplanza sobre la tranquilidad de espíritu, pues es esencial y lo justo para vivir con júbilo.

Estamos aquí, y hay alegría, no hay pérdidas que quiten la capacidad de abarcar el tiempo de alas rigurosas y frágiles, de percances y felicidad.  Pero estamos aquí, para aprender cada día de las experiencias vividas, alejando las acciones de otros, que nos dejan sin la facultad de pensar, ya que son contratiempos que nos limitan, pero que definitivamente podemos alizar para subsistir por medio de la oración.    Estamos aquí, pues, para darnos cuenta que todo gira en pos a mejores tiempos, hacia la añorada paz del alma, hacia el encuentro con Dios, hacia el conocimiento íntegro de que todas las cosas que nos rodean son sencillos indicios de abundancia íntima, de alianza con el Espíritu de Dios y de liberación contra las asechanzas del mal.  

Nos dice Isaías en el Capítulo 61, Versículo 10: ¡Cómo me alegro en el Señor! Soy como un novio que se pone su corona o una novia que se adorna con sus joyas.

Recuerden que estamos aquí, contentos, perseverando en la dignidad de uno misma, sabiendo que nunca vamos a dejar de progresar individualmente, aunque hayan vestigios de miseria en el camino.  Estamos aquí, dispuestas a destruir la vanidad, a dejarla ir por el sendero de la humildad, por la vía gloriosa de la obediencia  y la sencillez insondable del ser humano. 

Nos confirma la Palabra de Dios en el Salmo 16:11: Y tú, Señor, nos mostrarás el camino de la vida, pues hay alegría en tu presencia; hay dicha eterna junto a ti.

Estamos alegres y no podemos decir que no hay motivos ni pretextos, ni siquiera explicaciones, para no sentir el flujo de la existencia florecer y brotar como una flor, para abrirse luego delante del tiempo que nos ofrenda Dios, agradecidos y satisfechos de estar aquí, por respirar...

Hay alegría interna cuando sabemos que tenemos esperanza, ya que cada partícula del ser es inundada por la magnificencia de Dios impulsando la vida, dándonos de comer la cosecha que hemos afanado por  años de constante dedicación cotidiana y laboral.

Que no nos digan que somos incapaces y torpes; la única y neta Palabra viene de Dios Santo, no de los hombres, no de los jefes, no de los amigos, no de los vecinos que no han sabido valorarnos, no de los seres humanos que no han tenido la delicadeza de apreciarnos y decirnos que nuestra alegría es contagiosa.

Y es contagiosa porque entendemos que en cada respiro hay vida, en cada decisión hay responsabilidad, en cada palabra hay gozo, hay apreciación por la existencia y abundante fe.  Alégrense siempre en el Señor. Repito: ¡Alégrense! Filipenses 4:4. Amén, Amén.

noris capin
 

domingo, 11 de octubre de 2015

EL ABRAZO

VISITANTES: 143

 
El ser humano, desde la creación, ha vivido su vida en un mundo de señales, de pantomimas, de muecas y ademanes geométricos, quiero decir, en un cuadrado que no abarca a otro ser porque sus cuatro puntas parecen ser líneas rectas.
Cuando se abraza, el círculo del cuerpo rodea a la persona y la estrecha hasta llegar a ser una envoltura o un manto que une a dos personas por igual.
La idea del abrazo es la alianza que no delimita ni condiciona, ni relega o deslinda a las personas sino más bien las acopla y las vincula como si fuera una mezcla de ingredientes del mismo color.
Cuando abrazas sabrás que la vida se hace más llevadera, más grata al corresponder con la misma sencillez que brota desde el corazón a los brazos. No hay nada más sorprendente que un abrazo dado con sinceridad y espontaneidad, con ese sabor a candidez y nobleza que sobrepasa todo gesto afable y humano sin utilizar palabras de más.
No hay otra forma de sentir la consolidación de las almas si no es por medio de un abrazo, no existe el arraigo o la firmeza si no se experimenta el calor humano del ser amado como una conexión de espíritu, amor, concordia y paz, si no hay un acoplamiento verdadero.
Un abrazo es el símbolo de consuelo más profundo e íntimo que sobrepasa las palabras, las señales, los pactos y convenios, los actos y las firmas que, al final, se quedan plasmados en un frío papel.
Hoy abraza, hoy expresa, hoy enumera, hoy declara y hoy exclama que un abrazo vale más que las piedras preciosas y el dinero, más que todo lo material que te rodea.



Con mi hija y nieto
Con mi hijo
Con mi nieta



Con mi nieto




 

domingo, 4 de octubre de 2015

Algunas veces es natural


VISITANTES:47


 


Algunas veces es natural


No hay nadie capaz de expresar cuánto aburren todas las cosas;
nadie ve ni oye lo suficiente como para quedar satisfecho.


                                                                                     Eclesiástico 1:8



El tema de hoy es acerca de cómo resurgir en medio de la tormenta. Les quiero brindar mis pensamientos e ideas acerca de cómo podemos subsistir en medio de las severidades y complicaciones que se nos presentan a diario.

Actualmente les puedo decir que la vida es más complicada y compulsiva que nunca, perdida en los medios de comunicación en donde nos zambullimos, al igual que en los conflictos del trabajo que nos aniquilan y en los problemas económicos que cumplen, efectivamente, con el desvanecimiento emocional del ser.

Pero no me voy a enfocar en lo negativo de la vida, sino más bien en la esperanza de que lo contradictorio y real es un túnel que tiene salida, que tiene escapatoria cuando se consultan los problemas con Dios.

Algunas veces es natural sentir esa sensación de vacío, esa impresión de desierto que nace desde la profundidad del alma. No podemos ni debemos pensar que la existencia del hombre es de color de rosa a toda hora y en todo momento porque es completamente erróneo pensar así.

Mi pregunta es si es posible tener una actitud gozosa y satisfecha que encadene la infelicidad que el ser humano experimenta, para que los planes y aspiraciones sean agradables a nosotras y a Dios.

Hay cuestiones en la vida que no tienen remedio, argumentos y debates sin respuestas que se interponen en y se apartan de lo que en realidad deseamos concretar.

La existencia del hombre tiene sus altas y sus bajas, momentos de declives, de laderas difíciles de escalar. Sin embargo existe el deseo poderoso de convertir lo negativo en positivo, de girar las cosas para bien, para saber manejar los planes de acuerdo a cada severidad, con la expectativa y la confianza de una persona de fe que sabe salir vencedora durante las épocas difíciles.

Algunas veces es natural experimentar tristeza en los momentos en que las situaciones son paradójicas  e incomprensibles a nuestros pensamientos. Hay que levantarse del barranco y salir caminando hacia la luz, seguirla hasta lo recóndito para darle sentido e iluminación a nuestras sombras.

No hay nada en la vida que no se pueda resolver, nada, lo único que no podemos salvarnos es de la muerte, pero más que la muerte corporal del ser, es vivir muriendo cada día dentro de la vida, sufriendo y llorando porque no somos capaces de enfrentarnos a una existencia plácida, practicando las enseñanzas que nos despliega Dios en Su Palabra.  

Los ritmos de la vida consisten en saber compensar las alegrías y las tristezas, abrazarlas y alejarlas con la misma convicción y entusiasmo con que solemos enfrentar esos ritmos negativos que nos alejan de la verdadera apreciación de vivir.

Algunas veces es natural estar en tinieblas sin poder ver lo que abunda detrás de la raya imaginaria que nos detiene y nos devasta, sin pensar que lo correcto y lo factible es ocuparse incesantemente de obrar frente al bien, sin contemplar el mal para así obtener la bendición y el triunfo —como una ceremonia o coronación— que nos debemos a nosotros mismos. 

El pasado hay que dejarlo fuera, quiero decir, los dolores sufridos y las memorias hay que espantarlas, dejarlas ir por el río del olvido, diciéndole adiós a todo lo que nos entristece, sin mirar atrás, sin tener ninguna duda al respecto y seguir adelante.

Dice la Palabra de Dios en Eclesiástico 8:11 lo siguiente: «Las cosas pasadas han caído en el olvido, y en el olvido caerán las cosas futuras entre los que vengan después

Algunas veces es natural que nuestras mentes choquen con nuestro pasado y, de menos está decirles, que esos sucesos tristes del ayer deben ser sepultados en el baúl del recuerdo o eliminarlos por completos. Durante la etapa de rememorar el pasado, surgirán nuevos proyectos, nuevas ilusiones, nuevas ansias de dicha y amor, de paz, de sentimientos fértiles de reconciliación personal y consuelo.

Algunas veces es natural revisar nuestro corazón y entregárselo a Dios, para que nuestras contiendas personales sean elevadas a Él  por medio de la oración.  No podemos sentir que la alegría de vivir se detenga o se olvide por no saber o querer darle nuestros problemas a Dios.

Y dice el Señor claramente en Isaías Capítulo 40, Versículo 14,15 este mensaje alentador que rompe con las fronteras del desconocimiento en los caminos de Dios: El Señor afirma: «Israel, pueblo de Jacob, por pequeño y débil que seas, no tengas miedo; yo te ayudo.  Yo, el Dios Santo de Israel, soy tu redentor. Haré de ti un instrumento de trillar, nuevo y con buenos dientes; trillarás los montes, los harás polvo, convertirás en paja las colinas.»  Amén, Amén.



noris capin


 

lunes, 28 de septiembre de 2015

EL SILENCIO

visitantes: 34
Obra sin terminar
"Vuelo de Mariposa"
2015

EL SILENCIO

 
Me gusta el silencio,

también lo desprecio,

no sé si es una ofensa

del universo o un eco

de estremecimiento.

Me doy a las palabras

que expresan invierno,

y me alegro de la voz

en donde descansa

mi dulce amor.

Si no hay una aureola

de lamento,

hay alabanza; y canto

a tu regreso, lo siento

como una promesa,

como un sol despierto

pintado en un papel.

Te aguardo en el norte

con la vida, con la voz

que tantas veces oigo

durante el silencioso

arrullo al despertar.

He hallado la vida

en fuerza y muerte,

de los años sin vivir,

con cargas de gozo

y certezas inertes.

Y a través del tiempo,

he cruzado los delirios

con quienes les hablo

de ti. 

noris capin

domingo, 27 de septiembre de 2015

APROVECHA EL TIEMPO

VISITANTES: 29
Aprovechemos bien el tiempo
¿Quién puede contar los granos de la arena del mar,
las gotas de lluvia, o los días de la eternidad?
                                                                                          Eclesiástico 1:2
El autor del bellísimo libro de Eclesiástico se nos brinda para darnos múltiples consejos a cada uno de nosotros acerca del tiempo en que vivimos.  Recomendaciones y advertencias que, en pocas y muchas palabras, nos muestra los tesoros escondidos de la vida.
La sabiduría tales como ésta: "Hijo mío, aprovecha el tiempo, y huye del mal" nos alerta hacia una existencia plena y nos forma la consciencia de su fragilidad.  Esa divina enseñanza nos prepara, nos hace meditar que hay muchos momentos para entender el precio de su sagrada inmensidad. 
El tiempo nos educa para que sepamos que todas las situaciones tienen un comenzar y un fin y que  nada es eterno ni estable como la fe que nos instruye y nos ilumina. El Espíritu de Dios nos inculca tanta sutileza y verdad que, a pesar de los maltratos de la vida, somos capaces de entender que el tiempo no dice la última palabra.
La última palabra la decimos nosotras, con la ayuda de Dios, cuando nuestras obras tienden a ser basadas en Su Palabra sin cuestionamientos terrenales, por supuesto.  Ella nos confiesa, sin reparos, lo que tenemos y debemos de hacer en tiempos de alegría y tristeza y nos dice y nos confirma la verdad.Y el tiempo, tan frágil y escurridizo, tan impersonal y tan enorme, nos lleva de un lado a otro casi siempre sobrecargadas de acritud y destemplanza. Pero no tiene que ser así si sabemos de dónde viene la justicia de Dios y a donde nos lleva Su misericordia.  Pues qué, tan preciado e incansable es el tiempo, que algunas veces nos aleja de lo que evidentemente es importante. Entendámonos... ¿Qué es el tiempo?
Desde el punto de vista de un filósofo quien nos diría que:  «El tiempo es la duración de un ser sucesivo» eso nos deja con una sensación de inestabilidad... ¿Qué quiere decir eso? Un poeta nos señalaría: «El tiempo es la imagen de toda inmortalidad  y plenitud». Yo diría que "El tiempo es el encantamiento del ser humano, una pizca de aliento en las manos del viento".
Nuestra vida —yaa sea corta o larga— está basada en el tiempo que no deja de correr como si fuese normal el caminar inquieto del reloj. El tiempo no toma en cuenta de qué modo lo utilizamos. ¿Cuál es el concepto del tiempo? ¿Qué nos trae sino tardanzas y prisas, abundancias y escaseces, miserias y dichas?
Diría que el tiempo es el contar de un respiro —casi imposible de tocar, casi inalcanzable y ameno, totalmente grato e improbable y que no se puede abrazar.  Y es por eso que les debo decir que el tiempo es una ola que no deja rebotar su agua contra la arena del alma.
Las tres propiedades que tiene el tiempo a mi parecer son tres: 1) El tiempo es fugas en su curso cotidiano.  2) El tiempo es bribón en su decreto de armonía. 3)  El tiempo es temible en su duelo y combate contra el corazón. (Es por tanto es muy sabio y original).
Abundan en la Santas Escrituras las bella metáforas que se pregona la brevedad de la vida del hombre. Y se compara a la saeta que sale disparada de un arco, que silba levemente al pasar y enseguida queda clavada en el blanco. ¿Así es nuestra vida?
¿Qué haremos para aprovechar el tiempo de gracia? ¿Qué planes serían los gratos para seguir insistiendo en su santa eventualidad?
Pues simplemente viviendo y aceptando los planes de Dios, haciendo la vida llevadera —siempre en libertad de espíritu, siempre serena a los percances, siempre en oración— y  para que el tiempo sea agradable a Dios Padre, debemos de seguir ciertas instrucciones. Santifiquemos el tiempo que nos toca vivir, hágamelos nuestro en su andar apresurado. Cuídemelos.
Como dice la Palabra de Dios:  «Obremos el bien, ahora que tenemos tiempo» Amén.
 

lunes, 7 de septiembre de 2015

PARA SER FELIZ

VISITANTES: 74
Dibujo de Noris Capin 1986
 
Para ser feliz
Me mostrarás el camino de la vida. Hay gran alegría
en tu presencia; hay dicha eterna junto a ti.
                                                                                                Salmo 16:11

 
Hoy quiero compartir mis pensamientos acerca de la felicidad del hombre, quiero decir, del ser humano.  Es un tema muy complicado de entender, tan complejo, que ni los grandes  pedagogos, artistas  y filósofos, preocupados en la materia de la felicidad,  han podido canalizar, exactamente, que es la felicidad y en qué consiste su inestabilidad y frágil solidez.  Yo tampoco lo sé.
Yo tampoco lo sé, pero me esfuerzo en aprender, y quiero plantear que sí existe la felicidad interna del ser. Confieso que la dicha del hombre la diseñó Dios para que toda persona viva en afianzamiento con su propia virtud de ser feliz y con su espíritu.  Sabemos que Dios dispone todas las cosas de la vida del hombre para el bien de quienes lo aman, a los cuales él ha llamado de acuerdo a Su Santo propósito.
Para entender lo básico de la felicidad, podemos meditar que la felicidad es aquello que es capaz de perfeccionar nuestra vida, algo que pueda contribuir a hacernos mejores seres humanos.
Estamos en este mundo para sentir amor, para abrazarlo en todas sus manifestaciones, para vivir y compartir nuestra vida con las personas amadas.  Eso, de alguna manera, genera satisfacción al corazón ya que es el propósito de Dios es concebir amor para todo ser viviente.
La dicha, que suele ir de la mano con nosotros mismos, es una condición interna o subjetiva de bienestar y contento, que suele ser considerado como un flechazo, un relámpago, o un instante. La dicha es un sentimiento que sale desde lo profundo del ser, desde adentro y que no se aparta de la persona porque vive en ella.  Y a pesar de toda la excelencia que podamos tener en cuestiones afectivas, si no hay una sincronización interna de sentimiento y afinidad propia, la felicidad personal puede ser insegura e inconstante. La felicidad existe.
Para ser felices, no tenemos que tener dinero ya que poseemos la abundancia del ser, que es pertenecernos a nosotros mismos en espíritu y verdad.  Para ser felices, no hemos de disfrutar de las cosas del mundo, sino más bien aceptar lo que el mundo nos ofrece: una estabilidad económica, la compra de una casa, viajar...pero eso, en cierta forma, no trae la felicidad intrínseca del ser, del "yo" personal ya que es un gozo efímero o transitorio.
Para ser felices no podemos depender de la felicidad de otros, sino más bien alegrarnos de la dicha que otras personas poseen sin envidias ni dilemas. Para ser felices, tenemos que aceptarnos de la forma que somos  sin reservas que cubran la verdadera identidad del ser en armonía, en paz, respetando lo que decimos y hacemos para que la felicidad íntima descanse placenteramente dentro del alma.
Para ser felices, necesitamos tener un corazón contrito y humillado, fiel a los designios de Dios, devotos a vivir en plena humanidad, llena de bondad y bien por sobre todas las cosas.
Dice la Palabra de Dios en Juan 13, 17 lo siguiente:  "Si entienden estas cosas y las ponen en práctica, serán dichosos."  Es por eso que hay que conseguir y alcanzar la divinidad de Dios por medio de Su Santa voluntad, de acuerdo al plan de Él para nosotras. 
Es muy difícil señalar cuáles son los caminos que debemos tomar hacia una completa dicha; yo pienso que depende de nosotros mismos el poder alcanzar la perfección de nuestro propio ser, a través de Dios solamente, ya que eso lo hace perfecto en su exacta hermosura, de posible alcance espiritual conforme a Su Palabra.
Todos queremos ser felices, todos deseamos tener la plenitud de la vida, pero tenemos una mentalidad que nos hace ser infelices, negados a todo cambio, entorpecidos por las ideas falsas de la felicidad que nos alejan de la verdadera dicha de vivir con dignidad. Si pudiéramos darnos el tiempo de Dios a nuestra fragilidad humana, nos daríamos cuenta de lo fácil que sería entender que el júbilo íntimo lo llevamos dentro de nuestra alma con tan solo abrazarla en medio de la ignorancia.
El Señor dice: "Mis ojos están puestos en ti. Yo te daré instrucciones, te daré consejos, te enseñaré el camino que debes seguir."  Salmo 32:8. Amén, Amén.
 
noris capin
 

SUENA LA MÚSICA

 
Suena la música y no dejo
de reír, no dejo de emitir
que su sonido me ahonda.
Que las pocas esencias
de mi risa se las debo
a aquel verso que brotó
desde la flora perfumada
de té.
No hay partícula
de mi ser que no me urja
a salir como quien
en silencio nace;
el único conocimiento
de mi dolor es no poder
narrar la noche
hasta el amanecer.
Suena la música y lloro,
la pena que me duele
la recogí en la sombra,
en el recordado banco
en donde me senté
una vez.
Las bocanadas de brisa
van y regresan, el fuego
que viene del mediodía
parece cercano y afable;
la ventolera ya no viste
de negro o en balde,
la penumbra ya no sale
a reír como hoy o ayer.
Suena la música y estoy
contigo, aquí.
 
 
LLEGAR A LA CUMBRE
 
Mirar al interior
y contemplar lo posible
es como llegar a la cumbre
de lo infinito y lo eterno,
de aquello que se silencia
debajo de la capa del sol.
No dejar que el tiempo
desoje toda inspiración,
es estar ahora, más allá
de los derrumbes,
del susto y las emociones
que me acontecen.
            Mirar al interior
            es desear elevar un astro
            para mi memoria,
            y en deletreo me dictara
            toda la fe y la esperanza.
            No dejar que mi sonrisa
            se pierda en el ocaso,
            en el perenne sufrimiento
            que cargo de ser y estar,
            en unión con mi virtud.
            Volver a donde aún no he
            ido, a donde jamás andaré
            mientras no amanezca.




"Pensamientos Morados"
Lapices de colores y pastel


SON DE JUNIO
Que las lluvias no toquen la hondura de mi alma,
que no se dejen ver mis lágrimas que pertenecen
a un mundo segregado, dividido entre el sufrimiento

y la alegría.
En este mes, cuando las sombras se hacen más leves,
cuando el caída llega a la cúspide del infinito sentir,
ahí me veo contando los días, llorando en soledad
la dicha o narrando las nostalgias del ayer.
Y debería ser virtuoso, azul de prosperidades,
lleno de esa inmensa raíz que se extiende por debajo
de la cuenca de un río y por encima de la atmosfera
que tiende sus dádivas al sol y a la misericordia.
Mes de rozar mis agravios contra contén de la acera
y ver que ya nada es justo y que es siempre posible
revestirse una de añil, o de ribera, ausente de color
o de la sangre más pura.
Mi alegría no puede ser efímera o viajera, no puede
ser que los  treinta días se esfumen como las flores
escondidas de la tierra, montadas hacia la eternidad
de algún paraíso que ignoro.
Este mes ha sido un mes atrasado, colmado de sol
y abrazado a la luna y a sus acompañantes,
de verdoso hilo atado a mi corazón, hecho de razón
como en los cuentos...



noris capin