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sábado, 2 de enero de 2016

La infinita noche

 
 VISITANTES:297

EN LA INFINITA NOCHE


Nada de lo perdido vendrá atado a la hierba,
nada, y por ser nada me alzo de la desolación
en donde estoy, y paso como una incógnita.
Mitad sonido y el resto son partículas de sal
que dejo pasar por mi lado, desde el estreno
de mis palabras hasta el final de los tiempos.
He oído la voz y centello, converso suficiente,
más de lo que soy y, de aquello que eternizo
en mi alma, no digo.
Estos días de andar como la lluvia son breves.
Recuerdo he salvado los pantanos descalza,
sin más velo que una túnica de matiz blanco
con que me cubro.
Y así será, porque no sé cómo desaparecer
sin ser percibida, en la infinita noche de ser
como un fantasma.
Triste en aislamiento y en concurrencias voy
a buscarte, hecho una mirada de esperanza
y aún así no estás.  Has subsistido en el aire
y todavía te veo volar como un pájaro.
Nada de lo perdido vendrá atado a la hierba
pero queda, no se extravía y no se estrecha.



ALLÍ VIVIRÉ

 


Adonde mi espíritu me lleve, allí estaré.

Durante los días, luego del silencio,

aquí estoy fuera del centro de las horas,

lejos de mi isla que vibra y se deshoja

en el archipiélago perfecto de mar.

Y me hallaré sentada, junto a la caña,

reuniendo las limosnas que darán

de comer a los ciegos, recostada al quicio

de la vieja escuela, pidiendo una tregua

de respiro a mi ser.

Feliz conmigo, salvando las fechas

que me adormecen, haciendo de ellas

un arroyo de viento, resistiendo la sed

de nostalgia, en la  salvación cautiva

que anida en mí.

Adonde mi corazón me lleve, allí viviré

 en la imposibilidad de querer y no poder

verte.


 


 
ERES


 
Luego de rogar la misericordia de Dios,
te veo a ti, como al principio
de tu soledad estando aún entre la gente.
Te observo, pues, en un andar impredecible
siempre, llevando contigo flores nuevas,
visibles frente al mar, atadas a la vida
y a la eternidad naciente.
¿Cuántas veces tu sonrisa me ha alegrado,
tu sensibilidad he visto florecer en la lluvia?
Eres como un atardecer que no oscurece
nunca, nunca.  
 


noris capin 

sábado, 7 de noviembre de 2015

Hay alegría

VISITANTES: 49
"Promised Garden"
Estamos aquí y hay alegría

Pero los buenos se alegran; ante Dios se llenan de gozo,
¡saltan de alegría!

                                                                                                Salmo 68:3


Se acercan la Navidad y, de hecho, ya las tenemos aquí, al doblar de la esquina. No sé si es que el tiempo ha pasado como una golondrina fugaz o es simplemente que hemos estado nosotros demasiado apurados para notar que las hojas del calendario han caído sin sentir.

Y haciendo un recorrido por las calles de la vida, me conmuevo al decir que para nosotros ha sido un manantial de bendiciones llegar a este tiempo ,como un obsequio, y esperarlo con gozo y devoción a pesar de las situaciones que tienden a desequilibrar la existencia.

Y es tiempo de reír, tiempo de contentarnos, tiempo de tocar la vida en su propia y mística manifestación.  Estamos aquí, amigos, y al estar, debemos reafirmar nuestro propio ser, entendiendo que es posible alimentar nuestro espacio con cosas que nos revistan de abundancia íntima y personal y no con las inservibles motivaciones mundanas.

Es imposible dejar de crecer y concretar nuevos proyectos dentro de los deseos del alma, es imposible; siempre existe la amplitud de superación de la mente y el espíritu en cada uno de nosotros para salir adelante.

Nuestra habilidad de acrecentar la alegría de vivir, rebasa todo tipo de malas rachas que ocasionan un desencaje emocional.  Y a medida que nosotros entendamos cómo ensanchar nuestros caminos y acelerar la alegría de un modo fructífero y cordial, todo lo demás viene por añadidura.

Siempre enfocándonos en el positivismo de la vida, tocamos la virtud de salir victoriosas en Cristo Jesús, puesto que en la fe en Dios nos abraza y nos lleva al convencimiento de que todo lo que pidamos con confianza es observado por Él, de acuerdo a Su Santa voluntad.

Ya que no podemos controlar las hendiduras que nos hacen tropezar diariamente,  dentro del estrés que aceptamos aprisionar, y digo "aceptamos" porque cada uno de nosotros necesita meditar si la contienda es lo suficientemente devastadora para llorar, o provechosa para descubrir cambios convincentes.  Dice la Palabra de Dios en Romanos 12,12 lo siguiente: Alégrense en la esperanza, muestren paciencia en el sufrimiento, perseveren en la oración. Es, por lo tanto, nuestro derecho el escoger o ahuyentar la destemplanza sobre la tranquilidad de espíritu, pues es esencial y lo justo para vivir con júbilo.

Estamos aquí, y hay alegría, no hay pérdidas que quiten la capacidad de abarcar el tiempo de alas rigurosas y frágiles, de percances y felicidad.  Pero estamos aquí, para aprender cada día de las experiencias vividas, alejando las acciones de otros, que nos dejan sin la facultad de pensar, ya que son contratiempos que nos limitan, pero que definitivamente podemos alizar para subsistir por medio de la oración.    Estamos aquí, pues, para darnos cuenta que todo gira en pos a mejores tiempos, hacia la añorada paz del alma, hacia el encuentro con Dios, hacia el conocimiento íntegro de que todas las cosas que nos rodean son sencillos indicios de abundancia íntima, de alianza con el Espíritu de Dios y de liberación contra las asechanzas del mal.  

Nos dice Isaías en el Capítulo 61, Versículo 10: ¡Cómo me alegro en el Señor! Soy como un novio que se pone su corona o una novia que se adorna con sus joyas.

Recuerden que estamos aquí, contentos, perseverando en la dignidad de uno misma, sabiendo que nunca vamos a dejar de progresar individualmente, aunque hayan vestigios de miseria en el camino.  Estamos aquí, dispuestas a destruir la vanidad, a dejarla ir por el sendero de la humildad, por la vía gloriosa de la obediencia  y la sencillez insondable del ser humano. 

Nos confirma la Palabra de Dios en el Salmo 16:11: Y tú, Señor, nos mostrarás el camino de la vida, pues hay alegría en tu presencia; hay dicha eterna junto a ti.

Estamos alegres y no podemos decir que no hay motivos ni pretextos, ni siquiera explicaciones, para no sentir el flujo de la existencia florecer y brotar como una flor, para abrirse luego delante del tiempo que nos ofrenda Dios, agradecidos y satisfechos de estar aquí, por respirar...

Hay alegría interna cuando sabemos que tenemos esperanza, ya que cada partícula del ser es inundada por la magnificencia de Dios impulsando la vida, dándonos de comer la cosecha que hemos afanado por  años de constante dedicación cotidiana y laboral.

Que no nos digan que somos incapaces y torpes; la única y neta Palabra viene de Dios Santo, no de los hombres, no de los jefes, no de los amigos, no de los vecinos que no han sabido valorarnos, no de los seres humanos que no han tenido la delicadeza de apreciarnos y decirnos que nuestra alegría es contagiosa.

Y es contagiosa porque entendemos que en cada respiro hay vida, en cada decisión hay responsabilidad, en cada palabra hay gozo, hay apreciación por la existencia y abundante fe.  Alégrense siempre en el Señor. Repito: ¡Alégrense! Filipenses 4:4. Amén, Amén.

noris capin
 

domingo, 4 de octubre de 2015

Algunas veces es natural


VISITANTES:47


 


Algunas veces es natural


No hay nadie capaz de expresar cuánto aburren todas las cosas;
nadie ve ni oye lo suficiente como para quedar satisfecho.


                                                                                     Eclesiástico 1:8



El tema de hoy es acerca de cómo resurgir en medio de la tormenta. Les quiero brindar mis pensamientos e ideas acerca de cómo podemos subsistir en medio de las severidades y complicaciones que se nos presentan a diario.

Actualmente les puedo decir que la vida es más complicada y compulsiva que nunca, perdida en los medios de comunicación en donde nos zambullimos, al igual que en los conflictos del trabajo que nos aniquilan y en los problemas económicos que cumplen, efectivamente, con el desvanecimiento emocional del ser.

Pero no me voy a enfocar en lo negativo de la vida, sino más bien en la esperanza de que lo contradictorio y real es un túnel que tiene salida, que tiene escapatoria cuando se consultan los problemas con Dios.

Algunas veces es natural sentir esa sensación de vacío, esa impresión de desierto que nace desde la profundidad del alma. No podemos ni debemos pensar que la existencia del hombre es de color de rosa a toda hora y en todo momento porque es completamente erróneo pensar así.

Mi pregunta es si es posible tener una actitud gozosa y satisfecha que encadene la infelicidad que el ser humano experimenta, para que los planes y aspiraciones sean agradables a nosotras y a Dios.

Hay cuestiones en la vida que no tienen remedio, argumentos y debates sin respuestas que se interponen en y se apartan de lo que en realidad deseamos concretar.

La existencia del hombre tiene sus altas y sus bajas, momentos de declives, de laderas difíciles de escalar. Sin embargo existe el deseo poderoso de convertir lo negativo en positivo, de girar las cosas para bien, para saber manejar los planes de acuerdo a cada severidad, con la expectativa y la confianza de una persona de fe que sabe salir vencedora durante las épocas difíciles.

Algunas veces es natural experimentar tristeza en los momentos en que las situaciones son paradójicas  e incomprensibles a nuestros pensamientos. Hay que levantarse del barranco y salir caminando hacia la luz, seguirla hasta lo recóndito para darle sentido e iluminación a nuestras sombras.

No hay nada en la vida que no se pueda resolver, nada, lo único que no podemos salvarnos es de la muerte, pero más que la muerte corporal del ser, es vivir muriendo cada día dentro de la vida, sufriendo y llorando porque no somos capaces de enfrentarnos a una existencia plácida, practicando las enseñanzas que nos despliega Dios en Su Palabra.  

Los ritmos de la vida consisten en saber compensar las alegrías y las tristezas, abrazarlas y alejarlas con la misma convicción y entusiasmo con que solemos enfrentar esos ritmos negativos que nos alejan de la verdadera apreciación de vivir.

Algunas veces es natural estar en tinieblas sin poder ver lo que abunda detrás de la raya imaginaria que nos detiene y nos devasta, sin pensar que lo correcto y lo factible es ocuparse incesantemente de obrar frente al bien, sin contemplar el mal para así obtener la bendición y el triunfo —como una ceremonia o coronación— que nos debemos a nosotros mismos. 

El pasado hay que dejarlo fuera, quiero decir, los dolores sufridos y las memorias hay que espantarlas, dejarlas ir por el río del olvido, diciéndole adiós a todo lo que nos entristece, sin mirar atrás, sin tener ninguna duda al respecto y seguir adelante.

Dice la Palabra de Dios en Eclesiástico 8:11 lo siguiente: «Las cosas pasadas han caído en el olvido, y en el olvido caerán las cosas futuras entre los que vengan después

Algunas veces es natural que nuestras mentes choquen con nuestro pasado y, de menos está decirles, que esos sucesos tristes del ayer deben ser sepultados en el baúl del recuerdo o eliminarlos por completos. Durante la etapa de rememorar el pasado, surgirán nuevos proyectos, nuevas ilusiones, nuevas ansias de dicha y amor, de paz, de sentimientos fértiles de reconciliación personal y consuelo.

Algunas veces es natural revisar nuestro corazón y entregárselo a Dios, para que nuestras contiendas personales sean elevadas a Él  por medio de la oración.  No podemos sentir que la alegría de vivir se detenga o se olvide por no saber o querer darle nuestros problemas a Dios.

Y dice el Señor claramente en Isaías Capítulo 40, Versículo 14,15 este mensaje alentador que rompe con las fronteras del desconocimiento en los caminos de Dios: El Señor afirma: «Israel, pueblo de Jacob, por pequeño y débil que seas, no tengas miedo; yo te ayudo.  Yo, el Dios Santo de Israel, soy tu redentor. Haré de ti un instrumento de trillar, nuevo y con buenos dientes; trillarás los montes, los harás polvo, convertirás en paja las colinas.»  Amén, Amén.



noris capin