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lunes, 27 de junio de 2016

La vida no deja de ser hermosa


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LA VIDA NO DEJA DE SER HERMOSA
 
Cuando te vaya bien,
disfruta ese bienestar...

                                                                               Eclesiastés 7:14
 
La vida es un suspiro, un instante, un flechazo.  Sin embargo en su propia magnitud no deja de cautivarnos.  Con gracia y  plenitud nos aleja del rechazo e invierte con astucia sus perennes  contradicciones.  Y en medio de las confusiones que suelen contrarrestar nuestra faena, sabemos que la vida es buena y la cuidamos con esmero.
Nos complace saber que la vida es justa, afable, la consideramos también una caja de sorpresas.  Las aflicciones y rupturas que se apegan a esta vida, no siempre están impregnadas de alegrías y  de heridas. La vida es de por sí fascinante, llena de un centenar de encantos, una mezcla encantadora de gozos y llantos para ser posible su nata exquisitez.  Oh...la vida.
Mas al estar midiendo su timidez desmedida, en situaciones y contiendas, la vida  suele despertar la tienda en donde el reposo anima.  La vida nos da una bofetada, una sacudida, una especie de asombro  en medio de la falsedad que nos lanza.
No obstante la vida nos derrumba, nos derrota y nos levanta de las caídas. Decimos en momentos de tristezas que ella sólo ha traído desacuerdos e idas, un atado de flaquezas, un ramillete de incoherencias tan pronto pasan los días.
Decimos también que la vida es una gruta, en donde calmamos la sed, un juego en donde alejamos la aridez de todo lo que no conviene. Y al saber que todo sostiene, las gracias que Dios nos ha dado, la vida la moderamos frente al sol poniente.
Llegamos a la mera conclusión, de que no queremos apartarnos de las recompensas que nos brinda, y nos cubrimos de ilusión cuando la encontramos digna.
Y en toda su fiel consigna, cuando nada se cumple y todo se asemeja a la enseñanza de Dios, sabemos que la vida es vida: un bocado de pureza, un reino prolongado, casto, lleno de incesantes proezas y de enormes bendiciones.
La vida no deja de ser hermosa, llena de flores su senda amplia, henchida de humildad para quien la busca, cargada de jugosas conclusiones, inundada de bondades al pie de la letra, ancha, pulcra hasta la plenitud de todas las reglas que no dejan de ser verdades.
Y recogemos los fragmentos reales, de todos los episodios y pérdidas, con la total desolación, con la certeza que toda angustia es pasajera. La vida se mueve en su propio eje, desplazando todo para conservar su ritmo copioso y, en medio de la rueda, que cruje con los baches de la vida, ella nos  apura a vivir, a sentir que es maravillosa su campaña y su viaje.  Ella nos llama a tomar nuestro equipaje y ser mejores personas, a quererla como se quiere algo preciado, algo palpable, algo limpio como los salones donde bailamos su música incomparable.
Nos dice la Palabra de Dios:  El Señor te protege de todo peligro; él protege tu vida. El Señor te protege en todos tus caminos, ahora y siempre. Salmo 121:7-8  
Y al comentar es vida la luz que nos ilumina, y que en su propia plenitud nos abraza, nos colma, sabemos que la vida es increíble siempre y cuando haya salud, cuando hay esperanza, cuando hay amor.
Al entender que Dios nos dio la oportunidad de vivir, y de disfrutar de toda su extensa divinidad y cordura, nos despertamos de la duda que surge, cuando endebles decimos, con absoluta honestidad, que la vida a pesar de todo es una cuento, una novela en rosa, un capítulo por cumplirse, un reto, una esfera que dice la hora, una vela encendida y, por tanto, la vida no deja de ser hermosa...
Dice Su Palabra en el Salmo 37:5-6 lo siguiente:  Encomienda al Señor tu camino; confía en él, y él actuará. Hará que tu justicia resplandezca como el alba; tu justa causa, como el sol de mediodía. 

 

noris capin