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Obra de Noris Capin Ilusion del Pavorreal |
Para
vivir en armonía
En fin, vivan todos
ustedes en armonía, unidos
en un mismo sentir y amándose como hermanos.
Sean bondadosos y humildes.
en un mismo sentir y amándose como hermanos.
Sean bondadosos y humildes.
1Pedro 3-8
Amigos mís hay que tener un sentido de armonía
personal cuando se trata de vivir una vida equilibrada y de orden. Hay que
tener un balance profundo para que el ritmo de nuestra existencia engendre la calma
y haya una transformación en el diario vivir.
Poder armonizar la estabilidad mental y espiritual
merece nuestra atención ya que es un círculo que gira por sí mismo, en todos
los aspectos de la vida del hombre, para mantener la salud corporal del ser
humano. La parte emocional, que es
también una forma de simetría interna con el ser, juega un papel vital para que
todo camine en perfección y nobleza.
De una manera u otra y de una forma efectiva, todo
cae dentro del área que conlleva a la concordia personal para apartar el
estrés, la ansiedad, los ataques de pánico de nuestra vida y para llegar a un acuerdo personal con la paz
del espíritu y la unión con Dios.
El estrés no se puede manipular o aplacar tan fácilmente,
se necesita meditar y entender la causa y el nerviosismo y si vale la pena o
no, estremecer nuestra serenidad propia. El estrés es una sensación de agobio
que se siente, se sufre y se soporta, cuando la persona no tiene la capacidad momentánea
de expresarse o de actuar con enfoque, con fortaleza o de un modo coherente frente a cualquier
situación donde se sienta invadida.
Sin embargo pueden haber
muchas otras razones para que el estrés y la ansiedad subyuguen a la persona
hasta el descontrol y, cuando eso sucede, debemos esforzarnos incesantemente
para que no se pierda el sentido de la armonía.
De alguna forma el estrés
cobra una parte de nosotros mismos cuando no sabemos cómo dominar, dentro de
nosotros, ese estremecimiento o sobresalto dentro del cuerpo.
Según las encuestas la gente que es feliz no tiene
un sistema inmunológico enclenque, ya que su actitud ante la vida las motiva a
ser positivas y a pensar en cosas que tengan sentido y real importancia. Esas
personas, que han sabido llevar una existencia fuera del estrés y la ansiedad,
viven una vida plena y un tiempo próspero porque han podido diferenciar entre
la paz y la guerra.
Muchas de nosotros vivimos siempre a la expectativa
de que algo va a ocurrir, que todo anda mal y, por consecuencia, nos vemos
dañados por el temor y la inseguridad. Cuando nos preocupamos por los
pormenores de la vida, sufrimos atropellos internos que se reflejan en todo lo
que nos rodea, en todo lo que expresamos y cómo actuamos. De manera que alterar ese estado de depresión
pasajera es lo aconsejable, no por mí, sino por Dios —quien es el único que
puede contrarrestar los síntomas dañinos del estrés y la ansiedad—.
Dios desea que sepamos balancear esos obstáculos que
nos acarrean una serie de situaciones graves y negativas. Dios quiere que
aprendamos a ser fuertes de espíritu para que tengamos motivaciones que
propaguen hechos placenteros y para estar de acuerdo con la armonía íntima y el
buen vivir. Debemos de hacer un alto y pensar qué es lo que nos inquieta.
¿Qué más pudiéramos desear que vivir una vida llena
de recompensas espirituales enviadas por Dios? ¿Qué más desearíamos que
sucumbir delante de la presencia de Dios sin ataduras, sin preocupaciones, sin
nada que nos arrastrara hacia el estrés y la depresión? ¿Es que acaso no
sabemos cómo orar para pedirle a Dios el auxilio que necesitamos porque no
sabemos el método para dirigirnos a Él?
Pero para orarle a Dios, amigos, no hay una técnica
ni un formato, para dirigirnos a Dios no existe un estilo especial o un modo
específico para hablar con Él. Lo
primordial, lo importante y lo vital es tener un corazón contrito y humillado y
hablar con Dios en espíritu y verdad. Para llegar a los atrios de Dios sólo necesitamos
la armonía interna y el deseo de abrir el corazón y donárselo a Él con todas las fuerzas, con toda la obediencia
que le debemos al Padre Celestial.
Dice la Palabra de Dios en 1Corintios 1:10 lo
siguiente: Hermanos, en
el nombre de nuestro Señor Jesucristo les ruego que todos estén siempre de
acuerdo y que no haya divisiones entre ustedes. Vivan en armonía, pensando y
sintiendo de la misma manera.
Amigos, dejen detrás el estrés, enfréntense a la
vida con determinación, con fe, con esperanza, con plenitud, con la certeza de
que todo lo que se pide a Dios en oración, según Su voluntad, ya está en Sus
poderosas manos. Vivan la vida felices,
amigas, eternamente felices, en armonía y confianza, hasta que Dios quiera y
hasta siempre. Amén.
noris capin/copywrite