VISITANTES: 13
Añadir leyenda |
MARIPOSA Y CLAVEL
I
Es cierto que las niñas
fantasean
y a primera hora de la
mañana
juegan a ser mariposas.
Mariposas que volaban
distraídas
por el pequeño monte
circundante
a nuestra casa de verano.
Y yo me nombré Mariposa,
y ese nombre en vez de alejarme,
me llevaba a recorrer la
espesura
de las flores al despunte
del sol.
Recuerdo que era dulce mi
volar
por la vida, ¡todo lo
veía adorable
desde mis ojos de alas mañaneras!:
desde mis ojos de alas mañaneras!:
ojos que lograban elevarse
hasta
la misma eternidad.
Mi amigo aliado se
llamaba Clavel
¡no sé de dónde saqué su
nombre!,
pero sí sé que era mi
acompañante,
mi amigo de juegos; el
imaginado
personaje, mi enamorado
oloroso...
Tenía yo alrededor de diez
años,
cuando mi imaginada flor accedió
a volar conmigo por los
desvíos
y los pinos altos de
mis sueños.
II
Y como la fantasía que precede
las imagenes de las
irrealidades
de las niñas, Clavel acabó
siendo
un recuerdo, un refugio asomado
en la llanura, siempre nítido
el dibujo de su perfil en
mi mente.
Los rostros y el cuento
quedaron
en la percha de los años atesorando
polvo, atando hojas para
que fuesen
ramas, persiguiendo la
dicha
para que no huyeran de la
ilusión;
para que fuesen eternas luciérnagas
de luz y de recuerdos.
Siempre seré la mariposa
del aire,
la que no deja de volar
por el campo,
la que aún recuerda sus fantasías
unida a Clavel que habrá
de volver
a volar conmigo siempre.
Cuento poético de Noris
Capín