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viernes, 8 de marzo de 2013

MUJER ENTRE LAS FLORES



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DEL VIENTRE DE MI MADRE

Entro en el murmullo y estreno
el silencio.  No hay llave,
no hay lienzo de color ni verso.
Hay humo, hay pesares.
Pasan las horas y me veo nacer,
salgo del vientre de mi madre
y observo que afuera llueve.
De nuevo entro, en silencio...
¡Es tan cómodo existir dentro
de la matriz! mirar cómo se va
la noche en esa lenta oscuridad
friolenta que dan los árboles.
Pero sólo veo, no me aventuro
a salir a la vida como pensaba.
¡Es tan cómodo existir dentro
del vientre de mi madre!
que, a ciencia cierta, me placería
quedar, flotar y mirar cómo
se pierde la noche y no vuelven
a salir las aves hasta que el rose
del día arda y las despierten.

Si de saber, nunca hubiese salido
de este vaivén que envolvió
mi cuerpo en su cuerpo, lo juro.
Si de conocer tanta escasez,
si por un minuto de hambre
me hubieran dado de comer
el majar poderoso de la vida,
o abrigado de esta desnudez
de pobre niebla, no hubiese
nacido.
¡Qué cómodo es vivir dentro
del vientre de mi madre!
la vida se me hizo diferente.

 



 
   MUJER ENTRE LAS FLORES
 
Imagen mía,
la de una mujer:
cabellos de noche,
ojos de luna
flor y siembra
recogida
desde el vientre.
¡Única!
no hay nadie más
como yo.
En esta imagen,
que representa
la luz del alma
y las flores.
Soy así, estoy
aquí, bendita
la senda y mi cruz;
venerado sea
quien me ame,
admirado
desde la flor
del olivo,
desde el tronco
iluminado
de los cielos.
Imagen mía,
en donde soy
el verde
de mis brazos,
en este día
que me abraza
el eterno primor
de la amapola.
 
 
Di ¡ternura! y ya eres una mujer
elocuentísima.
                                José Martí








AGRADEZCO SER MUJER



Agradezco ser mujer,

la hija y la nieta, la madre.

Nunca quise ser hombre,

el hombre tiene a cargo

graves cruces, un arado.

Yo me conformo

con la suavidad del prado,

la flor que en mis manos

guardo.

Agradezco ser naturaleza,

la hierba que cubre

un lago, la que desclava

los guisasos de la tierra,
la que alimenta el ganado.
No desearía ser hombre
por nada, ser mujer agrada
las más finas conquistas,
una guitarra.
Oh ser mujer me cautiva,
en peso y sol soy sagrada,
un hombro para la vista
de quien me ve ir de paso.
Soy siembra.
Soy un arco, una columna
de acero y ocaso, un sol
que alumbra la sombra
en tiempos tardos…
Soy un cúmulo de abrazos
y a quienes amo, los adoro
para siempre en mi regazo.
Me agrada piensen
soy vanidosa, me gusta
vestir bien, peinarme,
reír como ríen las diosas
que saben quiénes son
y no están al beneficio 
inhumano de las cosas.
Agradezco ser mujer,
 salir a la calle de mujer,
portando el talle de mujer
como un verso adorable,
como una gota de miel
entre los labios.
 
 

Obra de Peder Severin Kroyer
"Niña en la playa"
MUJER: MEMORIA DE ISLA
Isla,
escribo y no digo lo que vivo,
pero sí florece lo que pienso,
mujer-isla-niña.
Memorizo la esencia, recuerdo
anduvo conmigo en las tardes
de prisa, y en el kiosco anduvo
sombrío mi aliento, adolorido,
como la arena muerta.
Mi playa temblorosa, mi piel
callosa de tantos oleajes pulsó
la pluma,
sin testigos, sin apuros, sin sol
y sin viento y, en lobreguez,
yació mi frente sobre una ola.
Escribí las más puras palabras,
las dolientes las rechacé
en mi mente, las destruí hasta
derramar la tinta en la rivera.
Un pensamiento paró la pluma
y se derramó en mi cuerpo
la sangre azul, el flujo oloroso
del mar…
Lustré el atuendo, lo dibujé
a pesar del polvo de la muerte
y continué en silencio la vida.
Isla…
¿Cómo puede ser escribas bajo
el tira amplia del cielo, niña,
sin hundirte en la miseria
dolorosa del tiempo?


Pequeña
Pero un día –ya hace tanto tiempo– no despertó mi mirada, se desunió como se separan los huesos de la carne. Se hizo noche, se agudizó el pensamiento.   Hubo tiempo en torno, pero se hizo fugaz el gozo, se hizo flecha, se enterró contra el árbol de la muerte.  Pobre pequeña que su altar fue olvidado, pobre página amarilla, de serrín su verso fatuo, de ceniza y algodón  su cantar sobre los hombros.

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