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DEL
VIENTRE DE MI MADRE
Entro
en el murmullo y estreno
el
silencio. No hay llave,
no
hay lienzo de color ni verso.
Hay
humo, hay pesares.
Pasan
las horas y me veo nacer,
salgo
del vientre de mi madre
y
observo que afuera llueve.
De
nuevo entro, en silencio...
¡Es
tan cómodo existir dentro
de
la matriz! mirar cómo se va
la
noche en esa lenta oscuridad
friolenta
que dan los árboles.
Pero
sólo veo, no me aventuro
a
salir a la vida como pensaba.
¡Es
tan cómodo existir dentro
del
vientre de mi madre!
que,
a ciencia cierta, me placería
quedar, flotar y mirar cómo
se
pierde la noche y no vuelven
a
salir las aves hasta que el rose
del
día arda y las despierten.
Si
de saber, nunca hubiese salido
de
este vaivén que envolvió
mi cuerpo en su cuerpo, lo juro.
mi cuerpo en su cuerpo, lo juro.
Si
de conocer tanta escasez,
si
por un minuto de hambre
me
hubieran dado de comer
el
majar poderoso de la vida,
o
abrigado de esta desnudez
de
pobre niebla, no hubiese
nacido.
nacido.
¡Qué
cómodo es vivir dentro
del
vientre de mi madre!
la
vida se me hizo diferente.
MUJER ENTRE LAS FLORES
Imagen mía,
la de una mujer:
cabellos de noche,
ojos de luna
flor y siembra
recogida
desde el vientre.
¡Única!
no hay nadie más
como yo.
En esta imagen,
que representa
la luz del alma
y las flores.
Soy así, estoy
aquí, bendita
la senda y mi cruz;
venerado sea
quien me ame,
admirado
desde la flor
del olivo,
desde el tronco
iluminado
de los cielos.
Imagen mía,
en donde soy
el verde
de mis brazos,
en este día
que me abraza
el eterno primor
de la amapola.
AGRADEZCO SER MUJER
Agradezco
ser mujer,
la hija y la
nieta, la madre.
Nunca quise
ser hombre,
el hombre
tiene a cargo
graves cruces,
un arado.
Yo me
conformo
con la
suavidad del prado,
la flor que
en mis manos
guardo.
Agradezco
ser naturaleza,
la hierba
que cubre
un lago, la
que desclava
los guisasos
de la tierra,
la que
alimenta el ganado.
No desearía
ser hombre
por nada,
ser mujer agrada
las más
finas conquistas,
una guitarra.
Oh ser mujer
me cautiva,
en peso y
sol soy sagrada,
un hombro
para la vista
de quien me
ve ir de paso.
Soy siembra.
Soy un arco,
una columna
de acero y
ocaso, un sol
que alumbra la
sombra
en tiempos
tardos…
Soy un cúmulo
de abrazos
y a quienes
amo, los adoro
para siempre en mi regazo.
Me agrada
piensen
soy vanidosa,
me gusta
vestir bien,
peinarme,
reír como
ríen las diosas
que saben quiénes
son
y no están
al beneficio
inhumano de
las cosas.
Agradezco
ser mujer,
salir a la
calle de mujer,
portando el
talle de mujer
como un verso adorable,
como una gota de miel
entre los labios.
como un verso adorable,
como una gota de miel
entre los labios.
Obra de Peder Severin Kroyer "Niña en la playa" |
MUJER: MEMORIA DE ISLA
Isla,
escribo y no digo lo que vivo,
pero sí florece lo que pienso,
mujer-isla-niña.
Memorizo la esencia, recuerdo
anduvo conmigo en las tardes
de prisa, y en el kiosco anduvo
sombrío mi aliento, adolorido,
como la arena muerta.
Mi playa temblorosa, mi piel
callosa de tantos oleajes pulsó
la pluma,
sin testigos, sin apuros, sin sol
y sin viento y, en lobreguez,
yació mi frente
sobre una ola.
Escribí las más puras palabras,
las dolientes las rechacé
en mi mente, las destruí hasta
derramar la tinta en la rivera.
Un pensamiento paró la pluma
y se derramó en mi cuerpo
la sangre azul, el flujo oloroso
del mar…
Lustré el atuendo, lo dibujé
a pesar del polvo de la muerte
y continué en silencio la vida.
Isla…
¿Cómo puede ser escribas bajo
el tira amplia del cielo, niña,
sin hundirte en la miseria
dolorosa del tiempo?
Pequeña
Pero un día –ya
hace tanto tiempo– no despertó mi mirada, se desunió como se separan los huesos
de la carne. Se hizo noche, se agudizó el pensamiento. Hubo
tiempo en torno, pero se hizo fugaz el gozo,
se hizo flecha, se enterró contra el árbol de la muerte. Pobre pequeña que su altar fue olvidado,
pobre página amarilla, de serrín su verso fatuo, de ceniza y algodón su cantar sobre los hombros.
© N.C. Derechos Reservados/USA
Prohibida la Reproducción total o parcial,
por cualquier medio sin la autorización de la autora.
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