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VEO LA IMAGEN
Al detenerme
al borde del lago,
no solo veo la imagen
que me refleja
sino también percibo
la luz y la magia
que me transporta
a la profundidad
del pensamiento.
Entonces suspiro
y no aspiro
a que el tiempo
me rodee,
con sus abrazos
de frialdad,
con esa lluvia de pena
que no tarda en venir,
y no le interesa ver
el soplo de la brisa
al envolverme.
Mi corazón galopa
impetuoso, y va
por los campos
ya andados, idos.
La imagen que me ve
me lleva al recorrido,
al incesante oleaje
de olvidos
y a la penumbra
de mis letras.
Y me miro y me veo
que soy la misma,
—mejor persona—,
tal vez más amplia
de espíritu,
más humilde
de alma y nobleza.
de alma y nobleza.
y veo todo sigue
en la maleza,
nada ha cambiado
de posición,
el lago lamenta
su falta de cresta,
las matas crecen,
en ese alimentar
húmedo de agua
que no entiendo.
DETRÁS DEL BOHÍO, I SAW YOUR FACE
Estabas allí, detrás del bohío,
junto al río que calla la corriente.
Te vi, detrás, como si estuvieses
aguardando el sol para verme.
Qué fácil resulta llevar el manto
sobre tus hombros fervientes,
que natural es estar de pie junto
al otro lado del puente.
Nada te demora y todo te espera,
tú única ilusión es que no venga
la lluvia a destaparte.
Te vi desde mi ventana y alcancé
luego a adivinarte,
llevabas en tus manos el aroma
del tiempo, en donde crece tu voz,
y allí se unió al tristón sollozo
de la noche.
MI CASA
Abrazo con mis manos mi casa de ternura,
las veo estremecer como un ave
que deja
un ribete azul frente al sollozar del invierno
en pleno verano.
Y salgo al alba y miro el confín del universo
con esa inquietud pausada, hecha de orugas,
maltratadas por los pésames sin emoción
que tanto rechazo.
Ya más nada puedo dar al mundo que un río
un ribete azul frente al sollozar del invierno
en pleno verano.
Y salgo al alba y miro el confín del universo
con esa inquietud pausada, hecha de orugas,
maltratadas por los pésames sin emoción
que tanto rechazo.
Ya más nada puedo dar al mundo que un río
manso, sin quejas ni orgullo, en
donde nado
sin velero, en donde el duro tabique de cada
niebla hace una huella en mi alma.
Miro el costado de mi casa y veo que el día
es más brillante que los sueños, más ligero
que la vida -que se me va, que se me pierde-
sin velero, en donde el duro tabique de cada
niebla hace una huella en mi alma.
Miro el costado de mi casa y veo que el día
es más brillante que los sueños, más ligero
que la vida -que se me va, que se me pierde-
sujetando toda la fuerza poderosa de
su peso.
Va a llegar el instante de agradecer
su enorme
progreso, tantas lluvias me han
amparado,
tantos sufrimientos ha soportado mi
pecho
su eterna protección.
No sé como podré amanecer sin
ilusión;
la única enormidad es querer ser una
planta
que se transporta con poca tierra,
para saber si mis raíces se expanden
sobre
un cartón o debajo de una mesa.
Pero no puedo dejar que el tiempo
desguace
mi esfuerzo de soga, de desear vivir debajo
su sombra a toda hora y a toda
costa.
noris capin