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Dia Internacional de la mujer
Dia Internacional de la mujer
“Una mujer discreta es un regalo del Señor; una
persona educada no tiene precio.
Una mujer modesta es el mayor encanto;
nada vale tanto como una persona reservada.” (Eclesiástico
26:14-15)
Cada año, el ocho de
Marzo tiene un significado especfico para la mujer. En este día se celebra,
internacionalmente, el día de la mujer.
Día en donde se realza, como una promesa, los derechos que ella exhorta
con voz de cristal y hierro a todos sus
reclamos de igualdad y consciencia.
El ocho de Marzo se recopilan todas las herencias de paz, de
unidad, de igualdad y sacrificio. Son muchos años de lucha incansable a nivel
mundial para salvar la integridad de la mujer en todos los aspectos de su
género sin dejar a un lado su actuación como mujer y protagonista, llevando a
cabo numerosas agendas de identidad y justicia.
Hay muchos aspectos en
la vida de la mujer que se niegan a desempeñar un papel secundario en la
sociedad en que vivimos, de manera que colocarla detrás de la fila de los derechos
humanos es, definitivamente, un atropello moral y austero en contra de la
mujer.
El rol de la mujer como
madre, como esposa, como trabajadora, ha ganado fidelidad ante los hombres,
porque sin el apoyo de la mujer, sin su aportación monetaria y sin su
contribución en la educación de los hijos, no hay hombre que pueda existir en
la faz de la tierra. Y lo justo es
justo, señores, a la mujer hay que darle el puesto que le corresponde hoy,
mañana y siempre para poder dejar atrás las infracciones cometidas en contra de
su realidad como ser humano.
Y este es un tema que
me absorbe en lo personal, ya que escribo para la mujer: para ti y para mí. Pero
la mujer cristiana de hoy, entre todo lo anteriormente dicho, tiene que arraigarse
a un estilo de vida en donde Dios es el centro y guía de toda su existencia,
sin dejar de observar lo anteriormente dicho, sin ser abusada y confinada a un
segundo plano.
Y todo el mundo necesita
un cambio, incluyendo la mujer. No
obstante, cuando se piensa en esa metamorfosis personal, se debe orar para
modificar las imperfecciones o fallas
que hayan producido o motivado todo tipo de violencias e imparcialidades en
otras personas. La mujer, ciertamente, debe de darse el lugar que le corresponde en
espíritu y verdad frente a todo orgullo y discapacidad y ante diversas
situaciones de la vida.
Mas para transformarse
en la persona de Cristo Jesús, hay que comenzar a bendecir en vez de maldecir;
la maldición hacia nuestros semejantes causa estremecimientos violentos y
profundos a otras personas. Hay que
aprender a orar en vez de blasfemar, sacar de adentro toda iniquidad que la
vida ha enraizado en nuestro ser para comenzar la transformación que pone a la
mujer en un estado de ansiedad y desconsuelo.
Decidir ser una mujer
cristiana es entrar en una nueva etapa, es también saber tomar una decisión
para llegar a ser un complemento de paz, de objetividad, de compasión y luz que
se ajuste al cambio.
La mujer cristiana de
hoy tiene la responsabilidad de poder renovar todos los aspectos de su vida sin
que haya dudas al respecto, infundiendo sobretodo la fe y la humildad.
De cualquier forma,
como sabemos de antemano, todo lo que es nuevo casi siempre supera lo viejo y por
lo tanto comenzar ese ciclo de preparación integral toma tiempo y coordinación
por nuestra parte. Formalizar una nueva
imagen para nosotras mismas, mirando de cerca todos los aspectos de justicia y
rectitud, de dignidad y valor, nos compromete a ser mejores personas para
caminar con conciencia y seriedad para respetar la vida de otros y la nuestra.
El ejemplo más
contundente e inigualable está en María, la madre de Jesús, la que fue esposa,
madre y sierva. La mujer que fue
escogida por Dios como modelo de amor, lealtad, humildad y paciencia para
fomentar la dedicación y la honra a todas las damas del Universo.
Ocho de Marzo, día
Internacional de la mujer, día en que ejercitamos y cultivamos una mejor
existencia para cada una de nosotras, sin violencia, sin ningún terrorismo
dentro del hogar, sin amenazas ni chantajes, sin brutalidades, sin
explotaciones o abusos verbales para que no se desconcierte y entristezca el
interno espíritu de la mujer —que es como una flor del campo—: suave, apacible
y obediente a Dios.
Dice
la Palabra de Dios en Eclesiástico 26:3: ¡Qué buena suerte es
encontrar una buena mujer! Es un regalo que Dios da a
quienes lo respetan. Amén, Amén.
noris capin