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El año nuevo bajo las alas de Dios
“Que el Señor te bendiga y te proteja; que el Señor te mire con agrado
y te muestre su bondad; que el Señor te mire con amor y te conceda la paz.”
y te muestre su bondad; que el Señor te mire con amor y te conceda la paz.”
Números 6,24
En la venida del nuevo año, he visto alzarse a cada paso y en cada salutación, el perfil misterioso de un nuevo calendario. Junto a sus hojas, he sentido y palpado la intimidación que produce entrar en el umbral de un nuevo período. También he podido comprobar, por las conversaciones de amistades y desconocidos, que la llama de la esperanza siempre está encendida como una vela que no se apaga en la luz o en la oscuridad.
Hay resoluciones por observar: anhelos, inquietudes, propósitos, proyectos, sueños y aspiraciones por concretar, por hacerse realidad en algún momento. Las puertas del nuevo año se han abierto de par en par y ya está aquí un nuevo tiempo: joven, rozagante y esperanzador. Al toque de la media noche se abrió un nuevo ciclo de vida; las luces de los fuegos artificiales se desplegaron en el firmamento mostrando un cielo deslumbrante. Todo es vida y fulgor, alegría y diversión.
El zumbido del viento estremeció la tierra al partir el viejo año, los pájaros salieron volando a un nuevo amanecer o migraron a un lejano país, extraño, las nubes quedaron silenciosas en el cielo y, mientras tanto, muchas de nosotros nos hemos quedado mirando la vida y cuestionando el futuro odesde la incertidumbre y el despuntar de un nuevo día.
CANTO CORTÉS
A Capincito,
Hidalgo y Poeta
A Capincito,
Hidalgo y Poeta
Usted que gusta de palabras
avive la flauta, hágala sonar
sin que se ponga usted triste.
Piense que todo es andanza,
que el agrado de trovar se va,
nace y fallece de día,
cuando no hay razón tardía
para escucharse o en tiempo
iluminado no se deja usted
oír.
iluminado no se deja usted
oír.
Sabe usted que de emoción
viven los muertos, aquellos
que hoy respiran de su aire
de buen juglar, de príncipe
encantado,
de romancero de yerba fina
como observa usted en tibio
verso al despertar.
Entienda, pues, la aclaración,
que los años crecen sobre
el borde de la mandolina,
en pertinaz rumor de lluvia,
que rauda cae en pubertad
de acero; su voz de cantor
sincero rasguea la ingenua
arpa durante las fiestas.
Dígame usted, buen errante
de sayo rojizo y calzas altas,
sonando su clarín de selva
por la cuneta de los árboles
¿Ha visto usted la mañana
de laureles altos, de cenefa
excelsa en crepúsculo iluso
de colores pardos,
de inspirado pecho atado
al amanecer?
¿Ha visto usted la leyenda
pasearse en breve soñar,
la lira irse de paso, la copla,
las prendas nuevas,
transportar sones a otras
épocas sin cítara, sin laúd
de intenso trepidar?
Préstese usted a canturrear
en la alegría de flor,
en la virtud en quien usted
confía.
CANTO ANIMOSO
A Capincito,
Hidalgo y Poeta
A Capincito,
Hidalgo y Poeta
Usted que viene de la mano
del sol y canta como canta
el cortesano de la humilde
prosa,
comience usted a dar la voz
al verso que nace y queda
en donde se sitúa el verbo
-debajo de la coraza y fuera
de la montura de un penco
terco-.
Hágase cuenta, buen cantor,
que su lírica atada es fuerte
al laurel en gorro de fieltro
que no se escucha en lugares
ni da oído sordo al declamo
del viento.
¿Está usted sin verso y sin
salmo? ¿Sin canto, andador
cordial en la fila del ave
primaveral?
¿O es usted cuerda tensa,
tardando en pensar es cosa
de doncellas decir su canto
divino se echa de menos,
pues en vestido no arriba
usted en fina braga, de lino
albino y delicada guata
invernal?
Préstese usted a canturrear
en la alegría de la flor,
en la virtud en quien usted
confía.