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POEMAS
PERDIDOS
Sí,
eso dicen, que los poemas
perdidos
regresan siempre.
Regresan
de donde vienen
y
surgen cuando no los llaman.
Oh,
esos poemas voladores
y
tiernos.
¿Qué
voy hacer con ellos?
mendigos
de todo lo bueno
que
se extravía en el cielo.
Benditos
soplos hechos
de
hierba y hielo, de betún
y
cremas de viento viejo…
¿Qué
voy a hacer de ellos,
sino
lo que siempre he hecho?:
sacarlos
de la sepultura honda
para
después dormirlos
al
sueño eterno…
Si,
un poema perdido siempre
regresa,
regresa al polvo
y
del polvo se levanta y luego
se
aleja para no morir de tedio.
Se
aleja para ser regreso,
salmo,
arrullo y maleza;
para
no ser olvido en medio
de
las tinieblas.
Para
ser luz anochecida
y
sombra perenne: hierba, sol,
flor
y arena –como todo lo bello
que
existe en la tierra–.