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AL SALIR DE LA PATRIA
Mas no me río, no me abochorno
de mis aburrimientos ni los cubro
de ese sol vivaz, de esa hoguera
pálida, de ese sobretodo de pana
con que me cubrí el cuerpo al salir
de la patria.
Y sigo, en ese andar casi dormido,
tomando el flujo de los vientos
-que hago míos- por amor al arte
o ¿es por amor al arte? -aclaro.
Y siento golpes agitar mis versos,
los veo tambalear por la calzada,
lo escucho palpitar, los veo durar
como el invierno que flagela
la imagen del sol abrazando cada
sombra en donde me veo brillar.
Mas no me gozo de mi empeño
en recuperar mi aliento de niña,
en encender la llama del calvario
para nunca amortiguar el olvido
en dónde estás.
Y en desazón me guardo la vida
que me restablece como imagen
nueva, no como piedra muerta,
sino con la sustancia de respiro
por siempre entre las flores.