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"Promised Garden" |
Estamos aquí y hay
alegría
Pero los buenos se
alegran; ante Dios se llenan de
gozo,
¡saltan de alegría!
¡saltan de alegría!
Salmo
68:3
Se acercan la Navidad y, de
hecho, ya las tenemos aquí, al doblar de la esquina. No sé si es que el tiempo
ha pasado como una golondrina fugaz o es simplemente que hemos estado nosotros
demasiado apurados para notar que las hojas del calendario han caído sin
sentir.
Y haciendo un recorrido por
las calles de la vida, me conmuevo al decir que para nosotros ha sido un
manantial de bendiciones llegar a este tiempo ,como un obsequio, y esperarlo con
gozo y devoción a pesar de las situaciones que tienden a desequilibrar la
existencia.
Y es tiempo de reír, tiempo
de contentarnos, tiempo de tocar la vida en su propia y mística manifestación. Estamos aquí, amigos, y al estar, debemos
reafirmar nuestro propio ser, entendiendo que es posible alimentar nuestro
espacio con cosas que nos revistan de abundancia íntima y personal y no con las
inservibles motivaciones mundanas.
Es imposible dejar de crecer
y concretar nuevos proyectos dentro de los deseos del alma, es imposible;
siempre existe la amplitud de superación de la mente y el espíritu en cada uno
de nosotros para salir adelante.
Nuestra habilidad de
acrecentar la alegría de vivir, rebasa todo tipo de malas rachas que ocasionan
un desencaje emocional. Y a medida que
nosotros entendamos cómo ensanchar nuestros caminos y acelerar la alegría de un
modo fructífero y cordial, todo lo demás viene por añadidura.
Siempre enfocándonos en el
positivismo de la vida, tocamos la virtud de salir victoriosas en Cristo Jesús,
puesto que en la fe en Dios nos abraza y nos lleva al convencimiento de que
todo lo que pidamos con confianza es observado por Él, de acuerdo a Su Santa
voluntad.
Ya que no podemos controlar
las hendiduras que nos hacen tropezar diariamente, dentro del estrés que aceptamos aprisionar, y
digo "aceptamos" porque cada uno de nosotros necesita meditar si la
contienda es lo suficientemente devastadora para llorar, o provechosa para
descubrir cambios convincentes. Dice la
Palabra de Dios en Romanos 12,12 lo siguiente: Alégrense
en la esperanza, muestren paciencia en el sufrimiento, perseveren en la
oración. Es, por lo tanto, nuestro
derecho el escoger o ahuyentar la destemplanza sobre la tranquilidad de
espíritu, pues es esencial y lo justo para vivir con júbilo.
Estamos aquí, y hay alegría,
no hay pérdidas que quiten la capacidad de abarcar el tiempo de alas rigurosas
y frágiles, de percances y felicidad.
Pero estamos aquí, para aprender cada día de las experiencias vividas,
alejando las acciones de otros, que nos dejan sin la facultad de pensar, ya que
son contratiempos que nos limitan, pero que definitivamente podemos alizar para
subsistir por medio de la oración.
Estamos aquí, pues, para darnos cuenta que todo gira en pos a mejores
tiempos, hacia la añorada paz del alma, hacia el encuentro con Dios, hacia el
conocimiento íntegro de que todas las cosas que nos rodean son sencillos
indicios de abundancia íntima, de alianza con el Espíritu de Dios y de
liberación contra las asechanzas del mal.
Nos dice Isaías en el Capítulo 61,
Versículo 10: ¡Cómo me alegro en el Señor!
Soy como un novio que se pone su corona o una novia que se adorna con sus joyas.
Recuerden que estamos aquí,
contentos, perseverando en la dignidad de uno misma, sabiendo que nunca vamos a
dejar de progresar individualmente, aunque hayan vestigios de miseria en el
camino. Estamos aquí, dispuestas a
destruir la vanidad, a dejarla ir por el sendero de la humildad, por la vía
gloriosa de la obediencia y la sencillez insondable del ser humano.
Nos confirma la Palabra de
Dios en el Salmo 16:11: Y tú, Señor, nos mostrarás el camino de la vida, pues
hay alegría en tu presencia; hay dicha eterna junto a ti.
Estamos alegres y no podemos
decir que no hay motivos ni pretextos, ni siquiera explicaciones, para no
sentir el flujo de la existencia florecer y brotar como una flor, para abrirse
luego delante del tiempo que nos ofrenda Dios, agradecidos y satisfechos de estar
aquí, por respirar...
Hay alegría interna cuando
sabemos que tenemos esperanza, ya que cada partícula del ser es inundada por la
magnificencia de Dios impulsando la vida, dándonos de comer la cosecha que
hemos afanado por años de constante
dedicación cotidiana y laboral.
Que no nos digan que somos
incapaces y torpes; la única y neta Palabra viene de Dios Santo, no de los
hombres, no de los jefes, no de los amigos, no de los vecinos que no han sabido
valorarnos, no de los seres humanos que no han tenido la delicadeza de
apreciarnos y decirnos que nuestra alegría es contagiosa.
Y es contagiosa porque
entendemos que en cada respiro hay vida, en cada decisión hay responsabilidad,
en cada palabra hay gozo, hay apreciación por la existencia y abundante
fe. Alégrense
siempre en el Señor. Repito: ¡Alégrense! Filipenses 4:4. Amén, Amén.
noris capin
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