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domingo, 6 de marzo de 2016

Día Internacional de la mujer

Visitantes: 54
Dia Internacional de la mujer
“Una mujer discreta es un regalo del Señor; una
persona educada no tiene precio.  Una mujer modesta es el mayor encanto;
nada vale tanto como una persona reservada.”  (Eclesiástico 26:14-15)


Cada año, el ocho de Marzo tiene un significado especfico para la mujer. En este día se celebra, internacionalmente, el día de la mujer.   Día en donde se realza, como una promesa, los derechos que ella exhorta con voz de cristal y hierro a todos  sus reclamos de igualdad y consciencia.
El ocho de Marzo  se recopilan todas las herencias de paz, de unidad, de igualdad y sacrificio. Son muchos años de lucha incansable a nivel mundial para salvar la integridad de la mujer en todos los aspectos de su género sin dejar a un lado su actuación como mujer y protagonista, llevando a cabo numerosas agendas de identidad y justicia.
Hay muchos aspectos en la vida de la mujer que se niegan a desempeñar un papel secundario en la sociedad en que vivimos, de manera que colocarla detrás de la fila de los derechos humanos es, definitivamente, un atropello moral y austero en contra de la mujer.
El rol de la mujer como madre, como esposa, como trabajadora, ha ganado fidelidad ante los hombres, porque sin el apoyo de la mujer, sin su aportación monetaria y sin su contribución en la educación de los hijos, no hay hombre que pueda existir en la faz de la tierra.   Y lo justo es justo, señores, a la mujer hay que darle el puesto que le corresponde hoy, mañana y siempre para poder dejar atrás las infracciones cometidas en contra de su realidad como ser humano.
Y este es un tema que me absorbe en lo personal, ya que escribo para la mujer: para ti y para mí. Pero la mujer cristiana de hoy, entre todo lo anteriormente dicho, tiene que arraigarse a un estilo de vida en donde Dios es el centro y guía de toda su existencia, sin dejar de observar lo anteriormente dicho, sin ser abusada y confinada a un segundo plano. 
Y todo el mundo necesita un cambio, incluyendo  la mujer. No obstante, cuando se piensa en esa metamorfosis personal, se debe orar para modificar las imperfecciones o  fallas que hayan producido o motivado todo tipo de violencias e imparcialidades en otras personas.  La mujer, ciertamente,  debe de darse el lugar que le corresponde en espíritu y verdad frente a todo orgullo y discapacidad y ante diversas situaciones de la vida.
Mas para transformarse en la persona de Cristo Jesús, hay que comenzar a bendecir en vez de maldecir; la maldición hacia nuestros semejantes causa estremecimientos violentos y profundos a otras personas.  Hay que aprender a orar en vez de blasfemar, sacar de adentro toda iniquidad que la vida ha enraizado en nuestro ser para comenzar la transformación que pone a la mujer en un estado de ansiedad y desconsuelo.
Decidir ser una mujer cristiana es entrar en una nueva etapa, es también saber tomar una decisión para llegar a ser un complemento de paz, de objetividad, de compasión y luz que se ajuste al cambio. 
La mujer cristiana de hoy tiene la responsabilidad de poder renovar todos los aspectos de su vida sin que haya dudas al respecto, infundiendo sobretodo la fe y la humildad. 
De cualquier forma, como sabemos de antemano, todo lo que es nuevo casi siempre supera lo viejo y por lo tanto comenzar ese ciclo de preparación integral toma tiempo y coordinación por nuestra parte.   Formalizar una nueva imagen para nosotras mismas, mirando de cerca todos los aspectos de justicia y rectitud, de dignidad y valor, nos compromete a ser mejores personas para caminar con conciencia y seriedad para respetar la vida de otros y la nuestra.
El ejemplo más contundente e inigualable está en María, la madre de Jesús, la que fue esposa, madre y sierva.  La mujer que fue escogida por Dios como modelo de amor, lealtad, humildad y paciencia para fomentar la dedicación y la honra a todas las damas del Universo.
Ocho de Marzo, día Internacional de la mujer, día en que ejercitamos y cultivamos una mejor existencia para cada una de nosotras, sin violencia, sin ningún terrorismo dentro del hogar, sin amenazas ni chantajes, sin brutalidades, sin explotaciones o abusos verbales para que no se desconcierte y entristezca el interno espíritu de la mujer —que es como una flor del campo—: suave, apacible y obediente a Dios.
Dice la Palabra de Dios en Eclesiástico 26:3: ¡Qué buena suerte es encontrar una buena mujer! Es un regalo que Dios da a quienes lo respetan.  Amén, Amén.


noris capin


martes, 9 de febrero de 2016

El buen amor

VISITANTES: 21
El buen amor
"Si tengo la fe necesaria para mover montañas,
pero no tengo amor, no soy nada."

                                                                                                                 1 Corintios 13:2

El amor es un sentimiento que supera toda la angustia del ser humano.  Vivir sin amor es vivir pobremente durante el efímero tiempo de vida que nos ha regalado Dios.  Existir sin amor es vivir sin aspiración, sin emoción y sin  efervescencia porque, el amor, es el bálsamo que une a los seres humanos y los llena de gracia, de ilusión y de esperanza.  Pero tiene que ser un amor compasivo y misericordioso para que sea un amor verdadero; de esos amores que se desviven, luchan y perseveran siempre sin esperar absolutamente nada del otro.  Eso es el buen amor.
Y no estoy hablando de esas pasiones cegadoras ni de derretimientos confusos que suelen ser cuestionables sino, más bien, estoy hablando de lo que surge dentro del ser cuando el amor se ancla en la profundidad del corazón.    
Es muy difícil entender lo que en realidad significa el sentimiento del amor si no se  experimenta el buen amor.  Es inverosímil concebir que éste sea una pasión
premeditada o una emoción que deja huellas de congoja para toda la vida.  
Es inconcebible pensar que los celos, la desconfianza y el miedo formen parte de un querer generoso y sacrificado ya que eso es incierto. El buen amor proporciona ofrendas de virtud sin límites y en abundancia.
No obstante, la fuerza que deriva del amor va más allá de todas dificultades y desdichas del ser humano y, en cierta forma, el amor es capaz de aliviar y ordenar la vida del hombre y hacerla más duradera, más amable, más robusta cuando se trata de vivir de acuerdo a las ordenanzas de Dios. 
Pero vemos, por Dios, todo lo que se desata cuando el amor es equivocado, cuando nada concuerda, cuando las pasiones desordenadas y los maltratos son considerados parte del amor cotidiano.  Me preocupa cuando una mujer siente que es normal una palabra mal dicha, un empujón, un gesto grosero o una de esas extravagantes mentiras que acostumbran las mujeres a creer.   No, no, amigos, eso no es el buen amor. 
El buen amor, como dicen las escrituras de nuestro Señor Jesucristo es digno y es perfecto, lleno de misericordia, de infinita luz  y paz.  El buen amor florece y no se estanca, no escatima sino que brota constantemente para ser parte del hombre, para ser exactamente lo que Dios desea para sus hijos: paz, honra, virtud, pureza,  bondad y bendición.     
El buen amor se aparta de todo lo que es impuro, de toda maldad que emerge de las miserias de la vida. El buen amor es una alegría permanente, absoluta, vital para que el hombre y la mujer estén unidos en lazo eterno.  
El Capítulo completo de 1Corintios13 nos narra y nos detalla el significado verdadero del amor y la importancia de recibir y dar amor con natural efusión y con la certeza de que se entrega, no como una limosna, sino con el corazón. Cuando existe el amor en nosotras se dona hasta la última gota de sangre, por amor...
La Palabra de Dios nos dice algo impactante en ese Capítulo 14:4-7 y dice así: "Tener amor es saber soportar; es ser bondadoso; es no tener envidia, ni ser presumido, ni orgulloso,  ni grosero, ni egoísta; es no enojarse ni guardar rencor; es no alegrarse de las injusticias, sino de la verdad. Tener amor es sufrirlo todo, creerlo todo, esperarlo todo, soportarlo todo."
Así como el buen amor arrasa la vida del hombre como un viento suave y bienhechortambién nosotros podemos aspirar a un amor plenario, justo, pacifico, gentil y galante. Un amor respetuoso, un amor perfecto, un amor amplio, un amor halagador que, cumpla, intachablemente, con el corazón y el alma.
Amigos míos, recuerden que el amor verdadero no nace espontáneamente sino que crece y se ensancha, madura y prevalence por siempre.

"Tres cosas hay que son permanentes: la fe, la esperanza y el amor; pero la más importante de las tres es el amor." 1 Corintios 13.  Amén.
noris capin
 


 
TOO COLD
 
It's just too cold, too cold to bring myself to life, too cold to check my flowers or to ride my bike.
Yes, it's too cold to get up in the morning  and see that is breezy outside and it's raining again, and again and it won't stop.  Then I glimpse at the sky and I notice the beauty of heaven and  realize how lucky I am to contemplate such a blessing bestowed on me as a gift or an award given from God.

 

domingo, 3 de enero de 2016

Santa bendición

VISITANTES: 365
Santa Bendición
“Bendeciré al Señor a todas horas; mis labios
siempre lo alabarán.”

 
                                                  Salmo 34:1

 
Queridas amigos ya terminó el año 2015 y aquí estamos en el umbral de un nuevo año deseando con vehemencia que el mismo este repleto de bendiciones y de bien.  No hay que temer cuando comienza un nuevo período de tiempo, no hay que hacer ninguna resolución drástica para cambiar los hábitos y transformar los caprichos porque, la decisión o la voluntad de alterar ciertas cosas de la vida, solo depende de Dios, nuestro Señor.

Pero, por supuesto, cuando un nuevo año arriba y se despliega frente a nosotros con esa determinación de ser el mejor año de nuestras vidas, el más esperado y el más misericordioso, le damos paso a la ilusión de que va haber renovaciones que rejuvenezcan y renueven nuestra existencia.

La Santa bendición de Dios regresa todos los días y se extiende en medio de todos las exaltaciones y las confusiones diarias y, a través de todas las contiendas que suelen hacer un espacio de ofuscación en nosotros, la bendición de Dios reina sobre toda iniquidad.

Pero Dios, que bendice y protege los más íntimos momentos con que solemos decir y contradecir las circunstancias que nos agreden y nos desarmonizan, Él nos prepara para bendecir a nuestros semejantes.
Asimismo Él nos da la oportunidad de transmitir a otros la plena abundancia y la gracia como si fuese el mismo Dios quien les otorgara, a otros, la esplendidez de ser bendecidos. Dice la Palabra de Dios en Génesis 12:2 lo siguiente:  «Con tus descendientes voy a formar una gran nación; voy a bendecirte y hacerte famoso, y serás una bendición para otros.»

Cuando bendecimos a otra persona le estamos deseando todo el bien conforme a todo lo justo y perfecto que proviene de lo alto. Recordemos que al bendecir acertadamente a otro ser, le estamos concediendo y estableciendo  la Gracia que Dios que ya de antemano Él nos proporcionó a nosotros, ya nos las concedió en bandejas igualmente rebozadas de bienestar.

¡Qué maravilloso es bendecir! Cuanto más nos favorece en lo personal el obsequiar unas palabras de buena voluntad a aquellos que sin saber necesitan del auxilio poderoso de Dios.  Porque quizás el prójimo no sabe o no entiende el significado espiritual de esas poderosas palabras que encierran la fe y la concordancia divina.   Que extraordinario es poder tener la virtud de expresar que lo mejor que sale nuestras bocas es para la enaltecer aquel o aquella a quien bendices.  

Debemos de eliminar la maldición que sale de nuestros labios, ahora mismo.   Tenemos que examinar y corregir todo  disparate que se expresa para perpetuar la desgracia, el infortunio, la aflicción y el daño que se pronuncia al hermano a través de las palabras.  Sin desear o quizás sin pretender el mal hacia otros, estamos quebrantando la salud, la dicha, la honra y la prosperidad a otro ser humano. 

Cuando bendecimos a una persona en espíritu y verdad, quiero decir, de corazón, le estamos dando paso a la Gracia  de Dios y al favor y amparo divino del Padre Celestial. Cuando promulgamos en voz alta las palabras: "Dios te bendiga" estamos abriendo un puente frente al Señor, estamos, de igual modo, confirmando y declarando que la plenitud de la vida sobre otro ser sea bendecida en abundancia tal como nosotros deseamos que nos bendigan. Por medio del bendecir se proclama, de corazón, la máxima dicha que un ser humano es capaz de obsequiar...

¿Porqué es tan fácil decir indignas palabras al prójimo, cuando en verdad tenemos la obligación de bendecir? ¿Somos —quizás utilizados por el maligno—? llevados a pregonar afrentas y perjuicios hacia otros cuando en realidad lo más generoso es decir palabras que traigan prosperidad y amor.

No, no, nosotros somos más que eso; no podemos por ningún concepto ser portadores de frases que hundan y desmoralicen a otro ser humano.  Somos hijos de Dios, retoños del Padre, herederos de paz, de misericordia, hombres y mujeres que honran el bien en todo momento. Ahora y siempre proclamemos la Santa bendición diciendo: AMÉN, así sea. Quien declare esto dice: Ven Señor, Jesús.

«Bendeciré a los que te bendigan y maldeciré a los que te maldigan; por medio de ti bendeciré a todas las familias del mundo.» Génesis 12:3.

 
noris capin

sábado, 2 de enero de 2016

La infinita noche

 
 VISITANTES:297

EN LA INFINITA NOCHE


Nada de lo perdido vendrá atado a la hierba,
nada, y por ser nada me alzo de la desolación
en donde estoy, y paso como una incógnita.
Mitad sonido y el resto son partículas de sal
que dejo pasar por mi lado, desde el estreno
de mis palabras hasta el final de los tiempos.
He oído la voz y centello, converso suficiente,
más de lo que soy y, de aquello que eternizo
en mi alma, no digo.
Estos días de andar como la lluvia son breves.
Recuerdo he salvado los pantanos descalza,
sin más velo que una túnica de matiz blanco
con que me cubro.
Y así será, porque no sé cómo desaparecer
sin ser percibida, en la infinita noche de ser
como un fantasma.
Triste en aislamiento y en concurrencias voy
a buscarte, hecho una mirada de esperanza
y aún así no estás.  Has subsistido en el aire
y todavía te veo volar como un pájaro.
Nada de lo perdido vendrá atado a la hierba
pero queda, no se extravía y no se estrecha.



ALLÍ VIVIRÉ

 


Adonde mi espíritu me lleve, allí estaré.

Durante los días, luego del silencio,

aquí estoy fuera del centro de las horas,

lejos de mi isla que vibra y se deshoja

en el archipiélago perfecto de mar.

Y me hallaré sentada, junto a la caña,

reuniendo las limosnas que darán

de comer a los ciegos, recostada al quicio

de la vieja escuela, pidiendo una tregua

de respiro a mi ser.

Feliz conmigo, salvando las fechas

que me adormecen, haciendo de ellas

un arroyo de viento, resistiendo la sed

de nostalgia, en la  salvación cautiva

que anida en mí.

Adonde mi corazón me lleve, allí viviré

 en la imposibilidad de querer y no poder

verte.


 


 
ERES


 
Luego de rogar la misericordia de Dios,
te veo a ti, como al principio
de tu soledad estando aún entre la gente.
Te observo, pues, en un andar impredecible
siempre, llevando contigo flores nuevas,
visibles frente al mar, atadas a la vida
y a la eternidad naciente.
¿Cuántas veces tu sonrisa me ha alegrado,
tu sensibilidad he visto florecer en la lluvia?
Eres como un atardecer que no oscurece
nunca, nunca.  
 


noris capin 

domingo, 6 de diciembre de 2015

Viene el año de la misericordia

VISITANTES: 31
Viene el año de la misericordia

“El Señor te bendiga y te guarde; el Señor te mire con agrado
y te extienda su amor; el Señor te muestre su favor
y te conceda la paz.”
Nuevamente nos encontramos al final de un año que en solo unas cuantas semanas se convertirá en recuerdo, en un interminable episodio de tantos acontecimientos vividos ¿Cuántas veces  hemos presenciado la dicha, la soledad y la nostalgia en estos trescientos sesenta y cinco días? ¿Cuántas veces nos hemos dicho que debemos de ser feliz, que hay que ser auténticas y vulnerables a los cambios que estorban e impulsan  nuestra propia humanidad?
Este año ya es un conjunto de experiencias que se han aglomerado en el cuerpo y en el alma quedando su esencia impregnada en el subconsciente para siempre. Hay que encontrar la manera de cómo despertar a un nuevo día, mirando la vida con esperanza, con pasión y justicia a todo lo que viene a abrazarnos o a hostigarnos de repente.
Un nuevo año que vendrá cargado de misericordia, de bien, de compasión hacia nosotros mismos y hacia los demás.  Un nuevo año que desplegará indulgencia y comprensión en los momentos en que no sabemos cómo salir a flote de una situación desagradable o incomprensible. 
Debemos pedirle a Dios misericordia desde el momento en que nos levantemos del alivio corporal hasta finalizar el día porque, nosotros, en nuestra propia inhabilidad de dictar el curso del tiempo, sabemos que nuestra vida está en las manos de Dios. 
La misericordia del Señor es la capacidad de apiadarse de las miserias ajenas, de aquellos que no pueden incorporarse de tantas contradicciones y desafueros. La misericordia de Dios se muestra en la benevolencia y en la dulzura de nuestro propio ser, en la asistencia al necesitado, especialmente se manifiesta en el perdón y la reconciliación con las personas que nos hirieron en el pasado.
La misericordia del Señor es más que un sentimiento de simpatía. Es la práctica la que abunda en el corazón del ser humano para poder ser, aunque sea un instante, semejante a Dios Santo. Solo por un momento sabríamos lo que significa amar como Dios ama por medio de la piedad y la devoción.
Es definitivamente la virtud que promueve y estimula al hombre a ser benévolo con su propia persona, a ser amable, a ser generoso en todas las situaciones en donde dependa y predomine la fe y la caridad.
Dice la Palabra de Dios en Efesios 2:4 lo siguiente: Pero Dios es tan misericordioso y nos amó con un amor tan grande, que nos dio vida juntamente con Cristo cuando todavía estábamos muertos a causa de nuestros pecados. Por la bondad de Dios han recibido ustedes la salvación.
Este año, que ha sido para algunos de nosotros pleno de dicha y escaso de perdones, no es más que un escalón hacia la cumbre del entendimiento personal, de aquello que nos ha robado la paz durante tantas situaciones sin salidas.
Es un período para razonar y comprender el resultado de numerosas posibilidades halladas en el sendero, de invocaciones no entendidas, de gracias pasadas por alto, de suertes y favores sin apreciar, de dones no percibidos. Hemos estado dormidas viviendo nuestra propia existencia sin contar con la bondad que viene de lo alto, obviando las bendiciones poderosas de Dios...
Este año que en despedida nos abraza de paz, de alegría, de bien, nos dice adiós para siempre y en recompensa y triunfo no nos reclama nada, ni tan siquiera nos pide transformaciones para terminar con gusto, con ese sabor a ofrendas inesperadas halladas en el diario vivir. 
Mas las bonanzas han estado presente durante este ciclo de doce meses; la dichas y las suertes nos han colmado de ilusiones, las consagraciones hacia el prójimo nos han hecho obedientes, los bienes y las cortesías nos han enseñado a ser mejores personas.  De manera que la Gracia de Dios nos han ejercitado a ser fuertes ya que la magnanimidad de Cristo nos asegura llegar a la meta de lo infinito.
Por eso hay que pedirle a Dios misericordia, todos los días, para que Sus ojos estén puestos en nosotras, para ser protegidas de toda iniquidad durante los largos caminos por recorrer, para que estos se multipliquen en fértiles oportunidades.
Según el Salmo 25, 6,7 la Palabra de Dios nos dice: Acuérdate, Señor, de tu ternura y gran amor, que siempre me has mostrado; olvida los pecados y transgresiones que cometí en mi juventud. Acuérdate de mí según tu gran amor, porque tú, Señor, eres bueno.

noris capin


sábado, 7 de noviembre de 2015

Hay alegría

VISITANTES: 49
"Promised Garden"
Estamos aquí y hay alegría

Pero los buenos se alegran; ante Dios se llenan de gozo,
¡saltan de alegría!

                                                                                                Salmo 68:3


Se acercan la Navidad y, de hecho, ya las tenemos aquí, al doblar de la esquina. No sé si es que el tiempo ha pasado como una golondrina fugaz o es simplemente que hemos estado nosotros demasiado apurados para notar que las hojas del calendario han caído sin sentir.

Y haciendo un recorrido por las calles de la vida, me conmuevo al decir que para nosotros ha sido un manantial de bendiciones llegar a este tiempo ,como un obsequio, y esperarlo con gozo y devoción a pesar de las situaciones que tienden a desequilibrar la existencia.

Y es tiempo de reír, tiempo de contentarnos, tiempo de tocar la vida en su propia y mística manifestación.  Estamos aquí, amigos, y al estar, debemos reafirmar nuestro propio ser, entendiendo que es posible alimentar nuestro espacio con cosas que nos revistan de abundancia íntima y personal y no con las inservibles motivaciones mundanas.

Es imposible dejar de crecer y concretar nuevos proyectos dentro de los deseos del alma, es imposible; siempre existe la amplitud de superación de la mente y el espíritu en cada uno de nosotros para salir adelante.

Nuestra habilidad de acrecentar la alegría de vivir, rebasa todo tipo de malas rachas que ocasionan un desencaje emocional.  Y a medida que nosotros entendamos cómo ensanchar nuestros caminos y acelerar la alegría de un modo fructífero y cordial, todo lo demás viene por añadidura.

Siempre enfocándonos en el positivismo de la vida, tocamos la virtud de salir victoriosas en Cristo Jesús, puesto que en la fe en Dios nos abraza y nos lleva al convencimiento de que todo lo que pidamos con confianza es observado por Él, de acuerdo a Su Santa voluntad.

Ya que no podemos controlar las hendiduras que nos hacen tropezar diariamente,  dentro del estrés que aceptamos aprisionar, y digo "aceptamos" porque cada uno de nosotros necesita meditar si la contienda es lo suficientemente devastadora para llorar, o provechosa para descubrir cambios convincentes.  Dice la Palabra de Dios en Romanos 12,12 lo siguiente: Alégrense en la esperanza, muestren paciencia en el sufrimiento, perseveren en la oración. Es, por lo tanto, nuestro derecho el escoger o ahuyentar la destemplanza sobre la tranquilidad de espíritu, pues es esencial y lo justo para vivir con júbilo.

Estamos aquí, y hay alegría, no hay pérdidas que quiten la capacidad de abarcar el tiempo de alas rigurosas y frágiles, de percances y felicidad.  Pero estamos aquí, para aprender cada día de las experiencias vividas, alejando las acciones de otros, que nos dejan sin la facultad de pensar, ya que son contratiempos que nos limitan, pero que definitivamente podemos alizar para subsistir por medio de la oración.    Estamos aquí, pues, para darnos cuenta que todo gira en pos a mejores tiempos, hacia la añorada paz del alma, hacia el encuentro con Dios, hacia el conocimiento íntegro de que todas las cosas que nos rodean son sencillos indicios de abundancia íntima, de alianza con el Espíritu de Dios y de liberación contra las asechanzas del mal.  

Nos dice Isaías en el Capítulo 61, Versículo 10: ¡Cómo me alegro en el Señor! Soy como un novio que se pone su corona o una novia que se adorna con sus joyas.

Recuerden que estamos aquí, contentos, perseverando en la dignidad de uno misma, sabiendo que nunca vamos a dejar de progresar individualmente, aunque hayan vestigios de miseria en el camino.  Estamos aquí, dispuestas a destruir la vanidad, a dejarla ir por el sendero de la humildad, por la vía gloriosa de la obediencia  y la sencillez insondable del ser humano. 

Nos confirma la Palabra de Dios en el Salmo 16:11: Y tú, Señor, nos mostrarás el camino de la vida, pues hay alegría en tu presencia; hay dicha eterna junto a ti.

Estamos alegres y no podemos decir que no hay motivos ni pretextos, ni siquiera explicaciones, para no sentir el flujo de la existencia florecer y brotar como una flor, para abrirse luego delante del tiempo que nos ofrenda Dios, agradecidos y satisfechos de estar aquí, por respirar...

Hay alegría interna cuando sabemos que tenemos esperanza, ya que cada partícula del ser es inundada por la magnificencia de Dios impulsando la vida, dándonos de comer la cosecha que hemos afanado por  años de constante dedicación cotidiana y laboral.

Que no nos digan que somos incapaces y torpes; la única y neta Palabra viene de Dios Santo, no de los hombres, no de los jefes, no de los amigos, no de los vecinos que no han sabido valorarnos, no de los seres humanos que no han tenido la delicadeza de apreciarnos y decirnos que nuestra alegría es contagiosa.

Y es contagiosa porque entendemos que en cada respiro hay vida, en cada decisión hay responsabilidad, en cada palabra hay gozo, hay apreciación por la existencia y abundante fe.  Alégrense siempre en el Señor. Repito: ¡Alégrense! Filipenses 4:4. Amén, Amén.

noris capin
 

domingo, 11 de octubre de 2015

EL ABRAZO

VISITANTES: 143

 
El ser humano, desde la creación, ha vivido su vida en un mundo de señales, de pantomimas, de muecas y ademanes geométricos, quiero decir, en un cuadrado que no abarca a otro ser porque sus cuatro puntas parecen ser líneas rectas.
Cuando se abraza, el círculo del cuerpo rodea a la persona y la estrecha hasta llegar a ser una envoltura o un manto que une a dos personas por igual.
La idea del abrazo es la alianza que no delimita ni condiciona, ni relega o deslinda a las personas sino más bien las acopla y las vincula como si fuera una mezcla de ingredientes del mismo color.
Cuando abrazas sabrás que la vida se hace más llevadera, más grata al corresponder con la misma sencillez que brota desde el corazón a los brazos. No hay nada más sorprendente que un abrazo dado con sinceridad y espontaneidad, con ese sabor a candidez y nobleza que sobrepasa todo gesto afable y humano sin utilizar palabras de más.
No hay otra forma de sentir la consolidación de las almas si no es por medio de un abrazo, no existe el arraigo o la firmeza si no se experimenta el calor humano del ser amado como una conexión de espíritu, amor, concordia y paz, si no hay un acoplamiento verdadero.
Un abrazo es el símbolo de consuelo más profundo e íntimo que sobrepasa las palabras, las señales, los pactos y convenios, los actos y las firmas que, al final, se quedan plasmados en un frío papel.
Hoy abraza, hoy expresa, hoy enumera, hoy declara y hoy exclama que un abrazo vale más que las piedras preciosas y el dinero, más que todo lo material que te rodea.



Con mi hija y nieto
Con mi hijo
Con mi nieta



Con mi nieto




 

domingo, 4 de octubre de 2015

Algunas veces es natural


VISITANTES:47


 


Algunas veces es natural


No hay nadie capaz de expresar cuánto aburren todas las cosas;
nadie ve ni oye lo suficiente como para quedar satisfecho.


                                                                                     Eclesiástico 1:8



El tema de hoy es acerca de cómo resurgir en medio de la tormenta. Les quiero brindar mis pensamientos e ideas acerca de cómo podemos subsistir en medio de las severidades y complicaciones que se nos presentan a diario.

Actualmente les puedo decir que la vida es más complicada y compulsiva que nunca, perdida en los medios de comunicación en donde nos zambullimos, al igual que en los conflictos del trabajo que nos aniquilan y en los problemas económicos que cumplen, efectivamente, con el desvanecimiento emocional del ser.

Pero no me voy a enfocar en lo negativo de la vida, sino más bien en la esperanza de que lo contradictorio y real es un túnel que tiene salida, que tiene escapatoria cuando se consultan los problemas con Dios.

Algunas veces es natural sentir esa sensación de vacío, esa impresión de desierto que nace desde la profundidad del alma. No podemos ni debemos pensar que la existencia del hombre es de color de rosa a toda hora y en todo momento porque es completamente erróneo pensar así.

Mi pregunta es si es posible tener una actitud gozosa y satisfecha que encadene la infelicidad que el ser humano experimenta, para que los planes y aspiraciones sean agradables a nosotras y a Dios.

Hay cuestiones en la vida que no tienen remedio, argumentos y debates sin respuestas que se interponen en y se apartan de lo que en realidad deseamos concretar.

La existencia del hombre tiene sus altas y sus bajas, momentos de declives, de laderas difíciles de escalar. Sin embargo existe el deseo poderoso de convertir lo negativo en positivo, de girar las cosas para bien, para saber manejar los planes de acuerdo a cada severidad, con la expectativa y la confianza de una persona de fe que sabe salir vencedora durante las épocas difíciles.

Algunas veces es natural experimentar tristeza en los momentos en que las situaciones son paradójicas  e incomprensibles a nuestros pensamientos. Hay que levantarse del barranco y salir caminando hacia la luz, seguirla hasta lo recóndito para darle sentido e iluminación a nuestras sombras.

No hay nada en la vida que no se pueda resolver, nada, lo único que no podemos salvarnos es de la muerte, pero más que la muerte corporal del ser, es vivir muriendo cada día dentro de la vida, sufriendo y llorando porque no somos capaces de enfrentarnos a una existencia plácida, practicando las enseñanzas que nos despliega Dios en Su Palabra.  

Los ritmos de la vida consisten en saber compensar las alegrías y las tristezas, abrazarlas y alejarlas con la misma convicción y entusiasmo con que solemos enfrentar esos ritmos negativos que nos alejan de la verdadera apreciación de vivir.

Algunas veces es natural estar en tinieblas sin poder ver lo que abunda detrás de la raya imaginaria que nos detiene y nos devasta, sin pensar que lo correcto y lo factible es ocuparse incesantemente de obrar frente al bien, sin contemplar el mal para así obtener la bendición y el triunfo —como una ceremonia o coronación— que nos debemos a nosotros mismos. 

El pasado hay que dejarlo fuera, quiero decir, los dolores sufridos y las memorias hay que espantarlas, dejarlas ir por el río del olvido, diciéndole adiós a todo lo que nos entristece, sin mirar atrás, sin tener ninguna duda al respecto y seguir adelante.

Dice la Palabra de Dios en Eclesiástico 8:11 lo siguiente: «Las cosas pasadas han caído en el olvido, y en el olvido caerán las cosas futuras entre los que vengan después

Algunas veces es natural que nuestras mentes choquen con nuestro pasado y, de menos está decirles, que esos sucesos tristes del ayer deben ser sepultados en el baúl del recuerdo o eliminarlos por completos. Durante la etapa de rememorar el pasado, surgirán nuevos proyectos, nuevas ilusiones, nuevas ansias de dicha y amor, de paz, de sentimientos fértiles de reconciliación personal y consuelo.

Algunas veces es natural revisar nuestro corazón y entregárselo a Dios, para que nuestras contiendas personales sean elevadas a Él  por medio de la oración.  No podemos sentir que la alegría de vivir se detenga o se olvide por no saber o querer darle nuestros problemas a Dios.

Y dice el Señor claramente en Isaías Capítulo 40, Versículo 14,15 este mensaje alentador que rompe con las fronteras del desconocimiento en los caminos de Dios: El Señor afirma: «Israel, pueblo de Jacob, por pequeño y débil que seas, no tengas miedo; yo te ayudo.  Yo, el Dios Santo de Israel, soy tu redentor. Haré de ti un instrumento de trillar, nuevo y con buenos dientes; trillarás los montes, los harás polvo, convertirás en paja las colinas.»  Amén, Amén.



noris capin