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El buen amor
"Si tengo la fe
necesaria para mover montañas,
pero no tengo amor, no
soy nada."
1 Corintios 13:2
El amor es un sentimiento
que supera toda la angustia del ser humano.
Vivir sin amor es vivir pobremente durante el efímero tiempo de vida que
nos ha regalado Dios. Existir sin amor es
vivir sin aspiración, sin emoción y sin efervescencia
porque, el amor, es el bálsamo que une a los seres humanos y los llena de
gracia, de ilusión y de esperanza. Pero tiene que ser un amor compasivo
y misericordioso para que sea un amor verdadero; de esos amores que se
desviven, luchan y perseveran siempre sin esperar absolutamente nada del
otro. Eso es el buen amor.
Y no estoy hablando de esas
pasiones cegadoras ni de derretimientos confusos que suelen ser cuestionables
sino, más bien, estoy hablando de lo que surge dentro del ser cuando el amor se
ancla en la profundidad del corazón.
Es muy difícil entender lo
que en realidad significa el sentimiento del amor si no se experimenta el buen amor. Es inverosímil concebir que éste sea una
pasión
premeditada o una emoción
que deja huellas de congoja para toda la vida.
Es inconcebible pensar que los celos, la
desconfianza y el miedo formen parte de un querer generoso y sacrificado ya que
eso es incierto. El buen amor proporciona ofrendas de virtud sin límites y en
abundancia.
No obstante, la fuerza que
deriva del amor va más allá de todas dificultades y desdichas del ser humano y,
en cierta forma, el amor es capaz de aliviar y ordenar la vida del hombre y
hacerla más duradera, más amable, más robusta cuando se trata de vivir de
acuerdo a las ordenanzas de Dios.
Pero vemos, por Dios, todo
lo que se desata cuando el amor es equivocado, cuando nada concuerda, cuando las
pasiones desordenadas y los maltratos son considerados parte del amor
cotidiano. Me preocupa cuando una mujer
siente que es normal una palabra mal dicha, un empujón, un gesto grosero o una
de esas extravagantes mentiras que acostumbran las mujeres a creer. No, no, amigos, eso no es el buen amor.
El buen amor, como dicen las
escrituras de nuestro Señor Jesucristo es digno y es perfecto, lleno de
misericordia, de infinita luz y paz. El buen amor florece y no se estanca, no
escatima sino que brota constantemente para ser parte del hombre, para ser
exactamente lo que Dios desea para sus hijos: paz, honra, virtud, pureza, bondad y bendición.
El buen amor se aparta de
todo lo que es impuro, de toda maldad que emerge de las miserias de la vida. El
buen amor es una alegría permanente, absoluta, vital para que el hombre y la
mujer estén unidos en lazo eterno.
El Capítulo completo de 1Corintios13 nos narra y nos detalla el significado verdadero del amor y la importancia de recibir y dar amor con natural efusión y con la certeza de que se entrega, no como una limosna, sino con el corazón. Cuando existe el amor en nosotras se dona hasta la última gota de sangre, por amor...
El Capítulo completo de 1Corintios13 nos narra y nos detalla el significado verdadero del amor y la importancia de recibir y dar amor con natural efusión y con la certeza de que se entrega, no como una limosna, sino con el corazón. Cuando existe el amor en nosotras se dona hasta la última gota de sangre, por amor...
La Palabra de Dios nos dice
algo impactante en ese Capítulo 14:4-7 y dice así: "Tener amor es saber soportar; es ser bondadoso; es
no tener envidia, ni ser presumido, ni orgulloso,
ni grosero,
ni egoísta; es no enojarse ni guardar rencor; es no
alegrarse de las injusticias, sino de la verdad. Tener
amor es sufrirlo todo, creerlo todo, esperarlo todo, soportarlo todo."
Así como el buen amor arrasa
la vida del hombre —como un viento suave y bienhechor—
también nosotros podemos
aspirar a un amor plenario, justo, pacifico, gentil y galante. Un amor
respetuoso, un amor perfecto, un amor amplio, un amor halagador que, cumpla,
intachablemente, con el corazón y el alma.
Amigos míos, recuerden que
el amor verdadero no nace espontáneamente sino que crece y se ensancha, madura
y prevalence por siempre.
"Tres cosas hay que son permanentes:
la fe, la esperanza y el amor; pero la más importante de las tres es el amor."
1 Corintios 13. Amén.
noris capin
TOO COLD
It's just too cold, too cold to
bring myself to life, too cold to check my flowers or to ride my bike.
Yes, it's too cold to get up in
the morning and see that is breezy outside
and it's raining again, and again and it won't stop. Then I glimpse at the sky and I notice the
beauty of heaven and realize how lucky I am to contemplate
such a blessing bestowed on me as a gift or an award given from God.
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