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miércoles, 30 de octubre de 2013

LOS ÁNGELES

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Johann Heinrich Vogeler (1872-1942)
"Primavera"
 
LOS ÁNGELES
 
 »No desprecien a ninguno de estos pequeños. Pues les digo que en el cielo los ángeles de ellos están mirando siempre el rostro de mi Padre celestial»
                                                                                                     Mateo 18:10

Lo primero que nosotros debemos de saber acerca de los ángeles, es que están con nosotros, unidos en lazo eterno.  Nos acogen y nos resguardan de daños y maleficios, y nos defienden de las flechas encendidas del mal.  Ellos existen, son reales aunque no tengan cuerpo, aunque no hablen de la paz o de la guerra, de la vida o de la muerte, de la alegría o del dolor. Ellos viven para agradar y hacer la voluntad de Dios a toda hora y siempre –como una bendición– más allá de nuestro terco entendimiento.
Los ángeles son seres creados por Dios, no obstante no tienen la potestad de Dios.  Son admirables criaturas, espíritus puros e inmateriales que han estado presentes en la vida de la humanidad desde el principio de la creación del hombre –y lo podemos leer en el Evangelio– la existencia de estos seres portadores de la “Buena Nueva”. En el pasaje de Éxodo 3, 2 un ángel se manifiesta como el “Ángel del Señor”.
Es importante saber que los ángeles, son leales conciliadores del bien del hombre, moderadores de la justicia, árbitros de la verdad y no la mentira.  En ningún momento son similares a Dios, porque Dios es el Supremo Ser que no tiene sustituto ni sucesor. Dios es perfecto y no hay otro ser que lo iguale.
No obstante los ángeles tienen su misión y su tarea en la tierra; un servicio antes los planes de Dios para que el ser humano camine en pos a la dignidad y muestre la Gloria de Dios en sus acciones y culpas.
Y podemos leer acerca de los ángeles ciento y ocho veces en el Antiguo Testamento como también ciento sesenta y cinco veces en el Nuevo Testamento.  Eso es más que suficiente para saber y ratificar que su presencia en la vida de cada uno de nosotros es válida.
La creencia que nos han inculcado nuestros antepasados, y aun la fe que nos promete y nos convida a saber que los ángeles son “espíritus” que se declaran como “seres de Dios” para que estemos conscientes de su existencia en nuestra vida y nos permitan un grado de protección y liberación ante los ataques deliberados del mal.  Dice la Santa Palabra de Dios en Colosenses 1, 16 que “En él Dios creó todo lo que hay en el cielo y en la tierra, tanto lo visible como lo invisible, así como los seres espirituales que tienen dominio, autoridad y poder”.
Nosotros, los seres humanos, somos “alianza de carne y espíritu” de manera que Jesús se convirtió de carne y hueso con el propósito de redimir nuestros pecados. Los ángeles, por otra parte, son delegados de Dios, no como una omnipresencia (que está en todas partes) sino más bien como un signo de espacio entre el cielo y la tierra para protegernos. Nos confirma Dios en Su Palabra que “En cuanto al día y la hora, nadie lo sabe, ni aun los ángeles del cielo, ni el Hijo. Solamente lo sabe el Padre” Mateo 24, 36.
Mas esos angelillos que nos designa Dios Santo, son ángeles de paz que vienen a reforzar los deseos de Dios de rectitud, de honra y honor para santificar el camino por donde andamos. ¿Has encontrado alguna vez a tu ángel? Le has sentido abrir la puerta de tu corazón en momentos de angustia y torpedad, de rara confusión? “Has visto o sentido a ese ángel levantarte de entre los vivos y los desdichados para hacerte sentir fe y devoción por Dios?
Los ángeles de nuestras vidas, han estado presente en los momentos de desapego, aridez, tristeza o indiferencia. Han estado allí cuando hemos sentido que la vida no tiene sentido y los conflictos y pesares suelen ser más profundos que el mar.  Esos ángeles que han estado a nuestro lado donándonos una sonrisa, una palabra de fe o un abrazo, han sido nuestros propios amigos, aquí en la tierra, ellos son los que han intentado levantarnos de las miserias de la vida y el llanto.
¿Puedes identificar a “tu ángel” cuando hablas con una persona que te alza en espíritu y verdad? ¿Cuándo te dice que hay una luz al final del horizonte, aguardándote?  Ese alguien puede ser esa persona la cual confías y su presencia resplandece tu alma cuando estás caído, cuando nada suele ser placentero a tu mirada durante el bullicio o la soledad.
Ese ángel, que Dios ha puesto en tu camino, te enseña la senda correcta, te da ese empujón que necesitas para que continúes en fe. Te anima a ser mejor persona, a ver las cosas positivas.  Ángel de la vida del hombre que te recuerda que eres apreciado y querido, que te inspira confianza ante los percances desoladores de las tinieblas del mundo. Ese ángel puede ser una persona amiga o desconocida  quien te invita a ver las situaciones de un modo espiritual, agradable a Dios y te ayuda bajo cualquier circunstancia.
Y para finalizar esta meditación de los Ángeles de Dios, les invito a confiar en el Ser más Omnipotente que puede cambiar tu vida; el único Dios que envía a Sus ángeles para protegernos.  Los ángeles más grandes de nuestros tiempos han sido aquellas personas que nos han amado hasta el último suspiro en forma de ángeles o en la vida real y, a ellos, les debemos respeto y gratitud siempre.
»Les digo que así también hay alegría entre los ángeles de Dios por un pecador que se convierte.» Lucas 15:10. Amén.
noris capin
 
 

2 comentarios:

  1. Hola Noris... Por eso se podría decir que tus poemas y escritos son angélicos, porque se me antoja que eres como un ángel..
    Un abrazo.

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  2. Feliz de quem anda com os Anjos!
    Um abraço e uma boa semana

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