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NATURALEZA  INFALIBLE
Pues esta semana, yendo hacia mi trabajo, con el ceño entreverado, con esos pocos deseos de contestar el teléfono o hacer un drástico contrato lleno de números y palabras, tuve que hacer un alto a mi auto en la concurrida calle de mi barrio.  Los niños, esperando el autobús de la escuela, corriendo de lado a lado, llorando por su "back-pack" olvidado, hizo que me detuviese en medio de la calle.  Un camión de salubridad pasó tan cerca del árbol de framboyán  de la esquina que, en su urgencia indiferente, quebró una nutrida rama cayendo tristemente en el asfalto. 
Entre auto y auto, entre las travesuras de los niños cruzando la calle, me paré a recoger la flagelada rama.  En ese momento, la vecina que aturdidamente tomaba su taza de café mientras conducía y, a la vez operaba su teléfono celular, por poco me da un toque en la parte posterior de mi carro. 
Obvié el frenazo, reí, hice un gesto de pesar, me bajé del vehículo y alcé mi mano, le di los buenos días, y proseguí a recoger las flores y los bulbos que parecían listos para despuntar en un ramillete  de color naranja.  ¡Qué hermoso! 
De manera que muy feliz coloqué la rama en mi carro, le dije adiós a la vecina deseándole un buen día, y continué mi camino hacia mi trabajo.
Pues ya ven ustedes, la belleza de mi hallazgo.  Estas flores maravillosas, de aroma de flora silvestre, de color anaranjado -como la puesta del sol- adornaron mi escritorio por cuatro días.  ¿No es cierto que la naturaleza y los colores pueden hacer la diferencia en la vida de un ser humano? 
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| Acuarela de Noris Capin 2014 | 
LA GRANDEZA DE LA VIDA
Todavía el fuerte color a barro 
me indica que hay vida, 
vida en la tierra que me vio 
nacer, 
vida en el tronco del árbol
que sacude sus hojas y mi piel.
 La esencia que
emana de algún
remanso fiel, que diviso 
en mi memoria,
me recuerda que existe vida. 
Hay noche, hay versos, hay sol.
Gratos entornos en todas 
mis torpezas, 
el verdor de hierba engalana 
mi paso, lo besa,
por el camino angosto, 
por  la senda de
flores gratas
por donde no transito.
Todavía no se me ha acabado 
la vida, aún no, no, todavía...
Aún no es la hora del reposo
que resisto en tiempos lerdos,
tiempos en que no puedo ver
la grandeza de la vida. 
noris capin






 
Es absolutamente cierto que la naturaleza y los colores pueden hacer tu vida diferente.
ResponderEliminarYo sería incapaz de vivir sin plantas ni flores y, año tras año, me asombra el milagro de la vida cada primavera.
Besos
Hola Noris... cierto es que el color es alegría y vida, me ha encantado la historia que explica, es una historia cotidiana, muy bonita...
ResponderEliminarSaludos...
Olá Noris,
ResponderEliminargosto de suas crônicas. É muito bom descobrir a beleza nas coisas do dia a dia.
Parabéns e um abraço