Llega el momento,
ese breve instante en la vida
en que las palabras
ya no importan.
La vida cuesta
una vida vivirla;
es un suspiro
veloz, demasiado
fugaz y doloroso
a mi entender…
Dejar un espacio
entre la alegría
y el dolor
es la virtud amena:
saber alejar las penas
y frecuentar la risa.
Con Dios es posible
balancear las dos
cosas: alegría y dolor,
dolor y alegría.
© Derechos Reservados/USA
Prohibida la Reproducción total o parcial,
por cualquier medio sin la autorización de la autora.
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ISBN 1-257899-05-4
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