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A VECES LAS TARDES 
A veces las tardes 
ya no se escuchan 
y dejan un aroma 
a hierba congelada 
en la sal del olvido. 
Ojalá que volvieses 
a rasgar mi camino 
con la cresta divina
de tu zozobra. 
Las cantos omitidos
por tu ausencia, 
sobre el concreto 
ya caminado, se han 
ido con tus palabras. 
A dónde fueron 
las pisadas sino 
al río que da al mar 
y su bonanza?
La quiebra de albor
reflejó tu silencio, 
las horas pasadas 
de tiempo, la falta 
de aliento, la sed 
del andante perdió 
el control y se fue 
se fue, se fue 
por la pendiente. 
Umm… 
¡Qué frialdad tan 
latente es la tuya! 
después de revelar 
el amor y las veces 
que dijiste adiós 
gemebundo e infiel 
destrozar mi alma. 
A veces las tardes 
me recuerdan 
el olor a hierba 
congelada…
noris capin



 
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Del blog Me encanta ser yo, gracias por su visita