PÁGINA EN BLANCO

 

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Amapolas sobre acuarela 2013

 

PÁGINA EN BLANCO

 

Estoy delante de una página en blanco, vacía de letras, llena de nada

sino de pensamientos no escritos, acabados de despertar.

¿Cómo deseas que escriba la muerte o coloree la vida, si jamás he dado

un tono a lo que no se espera, a lo que no está entre mis brazos?

Unos brazos que abarcan la noche, en la medida exacta de las lunas,

la sombra de un perfil que me mira de pronto como si de palabras

naciesen los montes y de amor y templo muriesen los versos de fe

con que escribo.

Despertando como cuando niña y tuve en mis manos la enorme sed

de justicia y, en ocasiones, quise llevar mi escritura al parque y anotar

lo que veían mis ojos, revelar la línea fina entre los colores y el lápiz

para continuar siendo yo misma un papel.

Pero se hizo viejo el afán de pertenecer a una ciudad sin nombre, fría,

sacudida por la llovizna de pequeños charcos en que coloqué mi barca

sobre el inmenso mar, por encima de los cordeles llenos de peces
y de desamor.

Y allí vi la victoria, la presencia viva de los jueces, el centro demacrado

de algún joven cortés que apareció en mi camino, dejando a su paso

una tienda llena de juguetes y de flor.

Estoy delante de una página en blanco y no sé si llenarla de esperanza

o botarla, hacerla crecer con todo mi equipaje, con todas las fuerzas

que me brinda el poder de escoger el tiempo en que me marcho.

Y a corto plazo iré narrando la vida, y con ello estaré pidiendo perdón

al amor, a media voz, en medio de la tarde que regresa de estar caída,

con sus trenzas mal hiladas, con la punta de su dulzor a media asta

como cuando en la tormenta perdió su juicio delante de un altar.

Y digo como dicen los humildes y lloro como lloran las nubes en cada

estación sedentaria, en cada letra que se piensa y se consume a solas

y no se dona a nadie, no se entrega, porque su pureza es más espesa

que los huesos que la alzan.

Y no sé qué decir, no sé qué expresar en medio del silencio de la hoja

blanca, allá afuera en donde se dice queda sin sol la vida, allá donde

se quiebra el plácido murmullo del pájaro, breve en su vuelo de paso,

sin nada que decir, de tantas palabras.

Mas a todo se acostumbra la vida, que en ocasiones quiso ser estrella

en vez de un lucero fugaz, lejos, lejos de toda ansiedad y pequeñez

alimentada por su orgullo, por la verdadera sombra de cada escrito

en que deja plasmado su aliento.

 

A NELLY Y ERNIE

 

 

Queridos míos, estoy delante

de ustedes como si fuese ayer

el tiempo que nos consume

hoy.

Testigo de los sueños,  

de aquellos días de risa

y esperanza, de aquella timidez

de niños con que nos cubrimos

el miedo de estar en un mundo

totalmente desigual.

Y ahora, después de todo, luego

de soltar las vivencias

que en desarreglo prevalecen,

y que imploran algún perdón

de Dios o algo para descifrar

adonde fue a parar el tiempo

y las horas.

Mas ha sido hermoso abrazarlos,

y mirar el tiempo que fue,

-con sus tristezas y descontentos-

con la virtud del mañana,

con la tenacidad de continuar

hallando en cada etapa la frágil

meta del ayer y de siempre.
 

Nelly y Ernesto 2013

Noris, Ernie y Nelly 1976

Noris y Nelly 1976

EL COMBATE DEL TIEMPO

Cuantos atajos he cruzado,

y cuantas sendas amarillas

se han cubierto de nieve

en el puente de los años.

¿En qué villa se doblaron?

¿En qué ráfaga de lumbre

se dañaron cien veces?

De tantos rastros a pasar

-la noche de los muertos-

descubrí que era preferible

ser ave o liebre para no

sentir pasos bajo mis pies

descalzos.

Y así entre la percepción

del tiempo y la mudez

de que me arrepiento,

sentí que era imposible

hacer camino.

Ya en contadas alegrías

he visto cómo la penumbra

acecha mi destino,

y no hay fuerzas ni estelas

para dejar pasar la ofrenda

por el cerrojo del alba

o del fango.

¿Qué abrigó mis hombros

que aun salida no encuentro

en el combate de los años?