ESCRITORIO

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Mesa de trabajo

ESCRITORIO

 

 

Mesa de trabajo en donde cavo un río.

Tablero consagrado, regado de tantas memorias,

de olvidos, de alegrías ofrendadas a la Virgen.

No tengo otra cosa que darle sino mi origen,

mi brío, mis ansias de silencio y mis recuerdos.

No es más que un simple escritorio, cargado

de pensamientos, de fechas estancadas, de fe,

de lápices rotos y lamentos.

Un río en que desaguan los vientos y se mueven

las aves y se da el aliento; pliegos de encargo,

de obra sin destino, de visos tenues, de prisma

cálido -como la ternura en que me envuelvo-.

Regalo a Melly

 

 

"Sin esperanza" retrato a mi prima, por N. C.
2013

 

 

CUANTO TIEMPO

 

 

No sé cómo oficiar la rapidez de los días,

es tan fugaz su desfilar que, a veces,

de tantos sueños me equivoco de tranvía.

No sabría indicar si en niebla veo la vida

o si ella misma me espera o me desvía.

El tiempo, en su desmenuce original,

me transporta de a poco, todavía.

Siempre con su aire de sayuela virginal,

me levanta de tantas, tantas lozanías,

de la falsa soledad o de algún invento

personal, de exagerada maestría.

 

Y así, en ese estado tétrico de desnudez,

pasa el tiempo, me sonríe su descontento

en horas de vuelo, de villana  mudez,

llevando el lastre, incluso, arrastrándome

por la senda ingrata de la lobreguez.

Oh, que viento encontrará mi sensatez

por el aire que respiro, por el desaliento

en que pasan los hechos de tibia madurez.

Y no hay Salmo que me mejore, no hay eco

que sirva de orgullo o entrañable calidez.

 

Y, siendo así, en fase de incurable aliento,

pasan los días, pasan sin decirme, en vez,

cuanto tiempo...