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PERLAS DE MI ROSTRO
Este domingo se fue en mudez y no interesa
si hubo lluvia o niebla en el establo mío.
Todo cae en el agua como un trago hervido,
para polvorear mi soledad y mi gentileza.
Es verdad, si yo no me libero de la tumba
en donde las flores fermentan, y si no salgo
a reír por propia cuenta, nadie reirá por mí.
Mi canto fluctúa entre la fe y las sorpresas,
cayendo como perlas por mi rostro y frente.
Ah, si pudiera entonar mi ser en voz ferviente,
si fuese posible caminar por la gruta de hoy,
sería más fácil aliviar los signos del silencio
cavados en el tiempo de las mariposas.
Pero está bien, si merezco o no la cremación
de mis constantes sones, si fuese mi marcha
la que hiciera la salida, me lastimaría mucho
el efecto triste de olvidar...
EN LA MEMORIA
Dejo cristales
en la memoria,
pedazos de mí
florecen contra
toda esperanza.
Cada día es
como una llaga
de hiel sobre
mi espalda;
la extraña calma,
la amada cruz
divide mi alma.
El MILAGRO
del verso apaga
toda sensación
de miedo,
si bien prefiero
el abrazo
que descansa
sobre mi pecho,
distingo su voz
y todo desatino
es evitable.
EL MILAGRO
del verso rompe
la soledad
que absurda
pasa,
dejando,
una impresión
que apaga
la tristeza.
la tristeza.
SED DE TIEMPO
Con qué si no con el murmullo
de las gaviotas puedo escuchar
el clamor agradecido, cercano
a las cantos que abrigo en mi
sed de tiempo.
Pequeña urgencia, ya en la luz,
mi pecho estampado de luna
se mueve y pende del encanto
que vive dentro de mí.
noris capin
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