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Navidad: tiempo de unidad y familia
—¿Dónde
está el rey de los judíos que ha nacido?
Pues
vimos salir su estrella y hemos venido a adorarlo.
Mateo 2: 2
Llega el mes de
diciembre para recordarnos de que otro año se nos acerca. Nos vemos envueltos en las mismas tensiones y
desembolsando el dinero que no tenemos para regalar algo material, algo que no
tiene sentido ni expresión luego de dar un abrazo o una salutación.
Siempre en diciembre
me entra la inquietud de la parte comercial de la Navidad, y no dejo de expresar
que los regalos son para los niños.
Ellos son los que tienen la ilusión, la inocencia, la fantasía de los
juguetes y las golosinas. De manera que sean nuestros niños quienes disfruten de
ser agasajados en este tiempo de iluminaciones y alboroto, de alegría y
serenidad.
Pero yo no estoy
en contra de la Navidad en absoluto, pienso que su hermosura vale la pena
sentirla,
vivirla y
disfrutarla. No hay como este tiempo de
plenitud en donde se festeja el nacimiento de nuestro Señor Jesucristo y se
comparte la mesa con la familia y los buenos amigos.
Es en estos días
cuando nos alegra corresponder a la familia con una buena cena, con el mejor
vino, con apetitosas delicias para que se cumpla la verdadera tradición de la
Navidad. Y celebramos con
panderetas y arpas, con música y poesía, con trompetas y tambores a todo color y
a todo pecho con los mejores deseos de paz y unidad (que es la máxima expresión
del amor y devoción hacia los seres amados) sin que nos cueste nada.
Yo deseo que
ustedes me entiendan, que puedan captar el aroma de la Navidad sin tener que
llenar sus tarjetas de crédito hasta el tope o gastar sus ahorros. Deseo que
vibren de emoción al oír un villancico –que nos recuerda los días de la niñez y
la ingenuidad, la simplicidad de corazón y alma– música de expresión solidaria
a la infancia y a Dios. Deseo que sus
mentes se comuniquen con cada familiar ausente y los alcen en oración, que sus
pensamientos sean regalos para su propia vida, para que compartan sus alegrías
y sus tristezas con los demás.
¿Cómo podría yo
decirles que la verdadera Navidad se siente en la energía que se coloca al pie
de la vida, que el ardor y la sabiduría vierten una porción de buena voluntad y
brío a cada despertar? ¿Cómo yo podría
expresarles que no importa que no haya dinero, si es que en muchas ocasiones el
dinero no sirve para compartir una sonrisa o dar un abrazo? ¿Qué palabras yo
podría utilizar para comunicarles que lo más importante es la sanación del alma
y la paz del espíritu en todo momento o lugar? ¿En qué instante si no este,
podría yo detenerme a decirles que hay algo más en la Navidad que nos une y nos
fortalece, más que un regalo inútil que se rompe o se olvida?
Dice la Palabra de
Dios en Mateo 1:22 lo siguiente: Todo esto sucedió para que se cumpliera lo que
el Señor había dicho por medio del profeta: «La virgen
quedará encinta y tendrá un hijo,
al que pondrán por nombre Emanuel» (que significa: «Dios con nosotros»). Y, ¿Si Dios está con nosotras, quien
puede estar contra nosotras?
Con cada uno de nosotros está Dios, inmovilizando
la malicia del mundo, toda iniquidad, toda tormenta que se trenza en los aires
y no nos deja respirar la belleza propia de esta temporada de luminosidad y meditación. Dios está con nosotros regalándonos un tiempo
de paz, de concordancia, de alivio, de justicia y humildad. Dios nos obsequia el más anhelado tesoro, nos
pone en la cima de la vida para que nosotros podamos divisar el amplio camino
por donde debemos ir. Dios nos concede la salud, la vida a cambio de su propia
vida; Dios nos proporciona armonía para que sepamos estar en alianza con las
personas de otro modo de pensar. Dios
nos suministra de paciencia en los momentos de agonía, no abastece de lo
necesario para poder luchar contra el mal. Dios nos facilita la vía, nos soluciona los
problemas, nos equipa de lo suficiente para continuar portando una sonrisa.
Él nos surte, Él nos transmite nuevas metas, Él nos otorga Su Gracia, nos ofrece Su fortaleza, nos provee de inteligencia para que entendamos que todos estos regalos son las verdaderas ofrendas que necesitamos para vivir y que lo demás es puro consumismo.
Él nos surte, Él nos transmite nuevas metas, Él nos otorga Su Gracia, nos ofrece Su fortaleza, nos provee de inteligencia para que entendamos que todos estos regalos son las verdaderas ofrendas que necesitamos para vivir y que lo demás es puro consumismo.
En esta Navidad recuerden de alabar
a Dios como dice el Salmo 150 y no se dejen llevar por los regalos inoportunos o
las sonrisas falsas y por las hipocresías tan casuales en nuestros tiempos.
Pero si denle paso a la amistad, a la sinceridad de los amigos y al calor de la
familia. ¡Esa es la verdadera Navidad!
¡Alaben a Dios
en su santuario!
¡Alábenlo en su majestuosa bóveda celeste! ¡Alábenlo por sus hechos poderosos! ¡Alábenlo
por su grandeza infinita! ¡Alábenlo con toques de
trompeta! ¡Alábenlo con arpa y salterio ¡Que
todo lo que respira alabe al Señor! Salmo 150.
Feliz
Navidad y que la bendición de Dios Santo reine en sus corazones. Amén. Feliz
Navidad y Próspero Año Nuevo!
noris capin
Que pases unos días entrañables de reflexión y buena convivencia con tus seres más queridos. Toda la felicidad!!!
ResponderEliminarFuerte abrazo.
Muchas fiestas se centran comercialmente ya que los comercios no dejan de tentarnos en las compras, pero como bien dices a quienes hay que regalar es a los niños ya que ellos están llenos de inocencia y son quienes mas lo disfrutan y van a recordar a lo largo de su vida aquellos juguetes que tuvieron por esas fechas.
ResponderEliminarUn abrazo.
Vengo a saludar y desearte: Felices fiestas, cuidate mucho.
ResponderEliminarNoris.Interesante post sobre la Navidad y su reflexión.
ResponderEliminar¡Felices fiestas de Navidad!.
Un abrazo
Hola Noris, ni yo mismo habria podido haberlo dicho mejor "navidad tiempo de unidad", para estar con la familia y todas las personas que queremos. Que disfrutes de momentos inolvidables en la compañia de los tuyos como intentare hacer yo mismo.
ResponderEliminarAbrazos,
Francisco M.
Olá Noris,
ResponderEliminareu concordo com você - Natal é todo dia.
Mas de todo modo você merece um feliz Natal!
Um grande abraço