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EN APOGEO EL TIEMPO SE VA
Ya veo que el tiempo no engorda
en terreno entumecido ni recorre
desapercibido a fin de que mejore
su alta definición.
Tiempo lunático y desorientado,
capaz de decir la hora, hábil en soplo
fugas —en forma de cotorra ocular—
sentado sobre una especie de templo
santo al despertar.
Más vale que te detengas, que pares
tu compás de rapiño huidizo,
de campo invernal, de jubiloso viento,
de comensal imprevisto durante
las fiestas breves de manto y mar.
No entiendo cómo sueles bromear
con los desapercibidos que caminan
al toque de tu aguijón, que insisten
en ver cuánto hilo desatas,
cuanta cuerda se habrá de saltar...
Ya veo que eres intransigente
y duro,
y duro,
en esa contrariedad divina que nace
del jinete que ronda en tu apogeo
arrogante, de ave afectada de sueños
lerdos, que colman y que desaparecen
para jamás llegar.
Oh...daría mi reloj, mi enagua,
mi sol y mi abrigo a tu curso eterno,
mi sol y mi abrigo a tu curso eterno,
que no cumple el prometido gozo
de vivir y que fracasa impedido
y crucificado en medio de mi andar.
de vivir y que fracasa impedido
y crucificado en medio de mi andar.
Nívea estatua
Qué pasa
cuando el aire pasa,
cuando se queda
sobre el portal
y la piedra
¿qué pasa?
Lo cierto es que pasó
sin arrimarse, se fueLo cierto es que pasó
por el embudo
de acero sin observar
si la respiración
era evidente o falsa,
de esa inspiración
de a poco,
sin fe y sin ruegos,
vacía desde el valle
en donde pasa el sol.
Camino de regreso
al convento silente,
y de los aliñes sin sal
desprendo mi abrazo,
hasta la eternidad
de aire que pasa
sobre mis hombros
de nívea estatua.
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Del blog Me encanta ser yo, gracias por su visita