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APEGADA AL INVIERNO
Volvería, no a robar la dulce canción
apegada al invierno, sino que vendría
a destapar el verano del frío intenso.
No, no creo volvería a alimentarme
de las voces del silencio, o del sol,
como un salmo jubiloso en la quietud
de mi pecho.
Inútilmente busco un vacío para llenar
la fe que me corresponde, la alegría
que viene y se esconde, en cada alba,
deja un temblor sobre mis hombros.
Y ya no he de saber,
si de rojo se pintan
mis labios o de verso
se llena el paladar
de simples palabras.
La palabra que un día
se escapó de mi boca,
para ser diáfana luz,
sedosa de ser como
el agua pura; jocosa
de abrigarme la piel
desinteresadamente.
Agua que de agua
beben sus contornos
suaves para estilizar
la voz; la sabiduría
del alma adornarse
de paz y su aliento
rodearse de cuanto
impulso mana
de su chorro manso;
citando un Salmo
desde el río,
para contarle al mar
su hazaña, para alzar
una vela a las cinco
sendas olvidadas,
de callar con lluvia
la boca que colman
las palabras.
Preciosos versos querida Noris, un placer volver a leerte, ando algo despistadilla de los blogs pero me alegra mucho reencontrarme con letras tan hermosas.
ResponderEliminarUn abrazo.