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Jesús de todos los Tiempos Enero del 2013 |
La perfección de Dios
Aspiramos a una perfección
absoluta, autentica y real. Anhelamos
ser esa perfección que nos dirige a los atrios de Dios —pero es imposible— sin que antes se prepare nuestro espíritu frente al
rostro de Jesús. Suspiramos por la
excelencia del diario vivir, pero nos damos cuenta de que esa perfección solo
le pertenece a un Ser Supremo: Dios.
Podemos encontrar algunas
perfecciones en la vida: —como la suma de dos números o más, o como el sol que
nos alumbra cotidianamente—,
pero de ahí a ser perfectos en cuerpo, mente y alma existe mucho trecho.
Sin embargo podemos mejorar y refinar los contornos de nuestra vida y
modificar con esmero y fe
los comportamientos, las actitudes, los hábitos que nos
hacen ser personas chapuceras
e ineptas. Deseemos ser todo lo contrario, amigos, y lean este mensaje de paz y
aliento ya que todo cae en una balanza, y esa balanza de vida se llama Dios.
Hay situaciones en la existencia
del hombre que se pueden regenerar y purificar con tan sólo hacer la decisión
de ejecutar lo verdadero, lo que nos dice nuestra percepción interna —que es la voz de Dios—; para
que lleguemos a entender cómo y cuando se hacen las cosas y por qué existimos.
Es como todo en la vida que posee
las horas para casa situación y un lugar para todo, un tiempo de existencia y
una eternidad de muerte. Podemos decir
que el desear ser perfectos e imitar las recomendaciones de Dios, que reina en
Su Palabra, podríamos ambicionar transformar
nuestros comportamientos, actitudes y hábitos, forjando cambios, para descubrir
lo que es correcto a través de ese trayecto de aprendizaje espiritual.
Crecimiento y madurez,
sentimiento y esfuerzo juegan un papel decisivo en cuanto a la posición con
Dios. Hacer el bien y generar con
sinceridad un halo de pureza de alma, engendrar el amor —que es fecundar las fibras que han quedado olvidadas
en el fondo del corazón—, ya que estas actúan fervientemente en la nobleza y la bondad, en la
simplicidad, en la pulcritud y tersura de los pensamientos y en la legitimidad
divina del ser.
Es absurdo que el ser humano
transite en perfección todos los días, es ilusorio el no ceder a nuestra
fragilidad porque somos seres humanos —hechos de carne y hueso y a la vez de emociones y
destemplanzas—.
Es imposible caminar en la luz cuando hay tantas cosas que nos desván de ese proceso de santidad que
deseamos.
Las envidias, las cizañas, las
falsedades, los disimulos o fingimientos, las burlas y los celos son pasiones que no vienen
de Dios. Los resentimientos, los endiosamientos, el querer mostrarse delante de
otros o creerse superior al vecino de al lado, o exhibir banalidades y decir
imprudencias de mal gusto, son un disparate opuesto a los preceptos de Dios.
Dice Su Palabra en Hebreos 13:
20,21 lo siguiente: "Que el Dios de paz, que resucitó de la muerte a
nuestro Señor Jesús, el gran Pastor de las ovejas, quien con su sangre confirmó
su alianza eterna, los
haga a ustedes perfectos y buenos en
todo, para que cumplan su voluntad; y que haga de nosotros lo que él quiera,
por medio de Jesucristo."
Así, pues, después de estas
palabras de sabiduría y ordenanzas considero que podemos ser perfectos:
perfectos en espíritu, cuerpo y alma. Perfectos en cuanto a las conductas apacibles
—contrarias
al efecto de rabia y violencia, de soberbia
e insatisfacción— para que el Espíritu de Dios, Santo y Dócil, nos
bendiga como al cordero llevado al matadero; como a la paloma de paz que vuela sobre
nosotros trayendo consigo la paz y la abundancia nuestra; para que Él nos honre
con la armonía, la alianza entre los seres humanos y la unión familiar que es,
sin dudas, el vinculo directo con nuestro Señor Jesús.
Seamos santos, como Dios es
Santo, seamos disciplinados y humildes como Dios es disciplinado y humilde (como
debe ser nuestra vida) —que es sin dudas un templo— como
el más alto tabernáculo en
donde reside nuestro Padre Celestial, así podemos ser perfectos.
Y para finalizar nos dice Su
Palabra en Hebreos 13,25: "Que
Dios derrame su gracia sobre todos ustedes." Amén.
noris capin
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