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| "Frente a Dios" Obra de N. Capin |
©PLIEGO de LLUVIA
Es que la vida se me está haciendo triste.
La gente que pensaba son gotas de lluvia
a plena luz.
Agua que cae desde el infinito y se pierde
al igual que un canto que no se deja oír.
Miro por doquier y, a veces, ignoro la ternura
y sé que el afecto pesa más que los sueños
haciendo más grave la vida, más lenta,
con el girar del tiempo en que no estoy.
Observo en derredor los ganchos
que me atraviesan los huesos y miro, pues,
a los pobres sin tierra que se nutren de pan
y no piensan; se dejan llevar por el candor
de la hierba y están obligados a confiar.
Es que la vida se me está haciendo inmensa
y no quepo en su armadura de tan delgada
audiencia; sus fajas me rodean, sus planchas
quiebran la pérdida de mi voz y no regreso
al plácido oriente a donde no voy.
Es abundante mi visión desde la oscuridad
pero no tengo ojos para ver. Estoy sin vista
yendo a la par con los bueyes, tirando la vida
con mis fuerzas, inepta a llevarme al sol,
torpe y endeble como estropajos.
Mas estas lluvias que despejan mi mente
de desparpajos, y se igualan al blanqueador
que uso en mis requisas, para olvidar que fui
como el aire y encontrar que el aire benefició
el rostro de tantas palizas, de tanto temor.
Pliego de lluvia en que me duermo en cada
primavera, y que en alguna ocasión me elevó
a la azotea de níveas certezas, luego de ver
el perfil del invierno, sabiendo estuvo bien ser
senda y cruz, arteria de pecho salvo en cada
marcha o porvenir.
Mas no hay que temer al río de los ángeles
cuando me absorben en papel arcaico,
yo sé que vengo del bosque portando nada
para anunciar, para saber que del decreto
sólo mi nombre vale, en el papel sin apellido,
que no entiende de versos ni de canciones
felices, si no de paz.
Oh pliego de lluvia en que dispone el lago
de mis retratos, tanta fuerza es un delantal
que aviva mi sonrisa y que viene colmada
de albor, de santa lumbre, de inmensa calma
en donde por fin estoy.
No existe un germen que me tiente a lograr
tanta dicha si acaso el aire se
hiciera luz,
sin intentos que deshonren a primera
hora la Eucaristía del bien en que doy en fe.
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| "PÁGINA BLANCA" por N.Capin |
UN PENSAMIENTO
Estando sobre la luz de
mis orladas
emociones, saco el pan duro
de mi funda
y lo doblo en cuatro
ventrículos iguales.
Uno en mil pedazos, el otro
en un cuarto
menguante, como la luna,
el trozo de trigo
en dos partes divido y
el último lo rompo
a la mitad.
Saco pues, del cielo
algunos borrones
desde la punta de mi
lápiz y sigo en rezo
por mi vida, haciendo
cumplidos, riendo
como ríen los desprevenidos
de apática
y terrible sociedad.
Ah y no es que haya
alzado las reliquias
de mi pecho ni tampoco creo
he callado
a los duendes que me
obligan a no olvidar.
Pero sigo con el lápiz
que, a veces, velan
la venida de la musa
como un son de mar.
Dicen los siglos que nacen
de mi libreta
los pensamientos, yo
diría, más bien,
que surgen para no
llorar.
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| "Un ser como Yo" |
PENSANDO EN VOZ ALTA
Me siento
protegida por la luz que viene del norte. Ya casi nadie la siente, pero la veo
yo cursar por el arroyo en donde busco la serenidad. Tanto que en desanimo no
me sorprende alguna casualidad que no espero, más es mejor tarde que nunca
volver a empezar.
Y yo
comienzo todos los días coronando al sol con mi risa, dándole de comer a los
pájaros que veo desde mi umbral. Es cierto que llevo un collar en el cuello y
tantas perlas que en abrazo cuelgan, una a una
las visto como un memorial para no morir en soledad. ¿Es que iré
a morir? últimamente pienso morir es volver a vivir, y yo deseo vivir al pie de
los árboles lustrando un
paisaje perfecto, dándole mi propio ardor de isla a los ríos y a los cerros.
¿Es algo
indeseable querer vivir? viviendo entre copos de nieve la vida se me hace larga,
mirando a la gente ser como si fuesen fieras alimentadas por el vendaval. No, no deseo morir pero mejor me voy a donde no
salga el sol, escondida debajo de las fresas de la Sierra Maestra, allá en la patria,
en donde toqué la mancha del sol un día cualquiera.
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