LA NAVIDAD



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"Angel Rose"
From the Collection "Jarra Azul"
by Noris Capin

 

 APRECIAR LA VIDA

 

Que no desfilen

mis días sin haber

logrado un poco

de lo que deseo

y debo alcanzar.

Que no vuele

el tiempo

sin haber hallado

la felicidad,

sin haber sido

lo que realmente

he deseado ser

o al menos tratar

de ser quien he

querido.

No dejo los sueños

agonizar,

no los abandono,

alguna vez vendrán

por mí

a tocar mi puerta.

Abrazo y amo,

es la única manera

de vivir apreciando
la vida.
 

FELIZ NAVIDAD

 

 

 

DEJA QUE LLUEVA

 

Deja que llueva

sobre tus hombros

la gracia del Señor.

Deja el agua caer,

deja que cada gota

descienda desde

el cielo en caridad

y sentimiento.

Abre, abre, abre

y permite que baje

la lluvia,

deja que llovizne

el fuego bendito

del cielo y sobre

tu cabeza el amor,

la paz, la vida.

No carezcas,

no te prives,

no te pierdas.

Abre las puertas

deja que el agua

crezca de amor

tu camino.

 

“Open the flow

gates of heaven,

let it rain, let it rain

aleluya, aleluya”

"Angel of Love"
"Self portrait" made out of "papier cartonné",
"rhinestones" and pure imagination by
- Noris Capin -
Copyright Registration © 2012.

HORNEANDO PALABRAS EN NAVIDAD

 

No sé si una nueva libreta podrá contradecirme.

He pensado cuantas palabras se pierden en absoluta

enormidad y anchura sin ser halladas.

Raro que la noche no se haga cargo, parece ya es

mucho repasar el ojear las emociones y quien

escuche este bramido es un asunto de Dios…

Mas cuantas cosas he dicho en la miseria inmortal

de mis lágrimas, cuantas bondades se han recreado

de mi inmenso umbral de sombras, de informal

belleza; cuanta nobleza acorta los hilos delgadísimos

de ilustre alma, a pleno sol.

La afonía de mi voz termina siendo una pesadilla,

lo sé, no es para menos, tanta cantinela llega

el momento ensordece, cansa, y no logra ser nunca

sino una ofuscación, una voz habitual, un roce

de queja o una inconveniencia; el reflejo de luna

cae infeliz y fugaz desde un portal.

Hoy no puedo decir de memoria algunos cantos

sin tener sorpresas, sin poseer la rima necesaria

o conservar mi voz intacta a lo que venga después

del adiós y del olvido.

La lucha de los días me conmueve en sencillez,

y no desaloja la alegría de mi ser, u ocasiona

un murmullo de complaciente y dulce dejadez.

Estoy de paso en esta bulla febril, imaginando

seguir siendo lluvia, y descubriendo ser verso

–eso nunca rematará mi pecho–; mas primero

me gustaría ser sol y luego llegaré a ser una flor

de hermosos campos.

Una flor por sí sola, sin ostentaciones, sin lujos

falsos, sin comparaciones de ojos, cabello y color

de piel que me disminuyan.

Más bien seré yo misma –como siempre he sido–

la que cose sus propias prendas, la que aliña

un plato suculento, desde las ollas de la patria,

la que escribe a la deriva en ocasiones; la que no

tiene ni tendrá un pasaporte de regreso

o experimenta escribir más allá de lo de siempre.

Mas soy yo, la pesadumbre no quita mi alegría

ni la destrona; he aprendido que la aflicción

envejece la piel dejando estigmas en el espíritu,
durezas a flor de piel, huellas eternas sobre
la epidermis de coco, trazas de acero

y cuarzo en la ternura prodigiosa del amanecer.

 

 

 

Árbol Navideño desde Rockefeller Center, NY

Foto de Noris

 

LA NAVIDAD

 

A los Reyes Magos no les pido nada, ya todo lo tengo. No necesito de regalos, ni de dulces, ni de fiestas. El regalo más grande es la familia, los dulces no endulzan sino engordan –no los necesito– las fiestas no me engañan, no me tientan ni me sorprenden –es siempre lo mismo– con la diferencia de que me pongo un vestido nuevo y eso me hace sentir atractiva; saludar y abrazar a las personas que quiero es lo que me llena completamente de dicha.
 

La paradoja de la vida es que hay mucho y, en realidad, lo que hay no cumple con la estadística de la felicidad, sino más bien rompen los valores en cuanto a la felicidad. Tenemos pues, un buen salario y a la vez se gasta todo lo que se tiene. Un alto rango en una empresa, tiene sus contradicciones, no hay tiempo para deleitarse con la familia, no existe un espacio para disfrutarla en ocasiones o en Navidad.
 

Mientras más se tiene, más se desea –aunque ya yo no deseo nada, quiero decir, nada material– las cosas se me han hecho vanas e insípidas, salvo las cosas del alma como las fotografías o algún recuerdo guardado en una caja es lo que me santifica. Prefiero hacer manualidades que comprar un regalo –no es pues, tacañería– sino una forma de expresar cuanto amo a las personas que lo reciben.

La vida sigue siendo la misma, pero la gente ha cambiado, se han roto los hilos más preciados y de la distancia preferiría no hablar, mi gente lejana no la olvido.

Las personas permanecen en una especie de cápsula que, en vez de compartir sus bienes, lo gastan y ya no existe, pues, el compartir un rato en la quietud del hogar, sin hablar, sin pelear, sin criticar; el silencio es también parte de la vida y lo importante es expresar lo bueno dentro de esa misma quietud interna, que es una terapia inquebrantable ante las corrupciones y los escándalos de la humanidad.
 

Una caricia en los hombros o un beso en la mejilla, una carta, una salutación, una sorpresa nace hondamente del alma –recordemos– que no existe la eternidad, pues somos mortales, algún día nos iremos de este mundo y la esencia del momento permanecerá por siempre en los corazones. Abraza, pues, besa y quiere. Hazlo saber...
 

Agradecer una mirada piadosa es la luz que nos sostiene, una palabra mansa, que derrite toda frialdad entre los hombres, es una obligación, un compromiso, una virtud, un regalo de Dios. A mis pequeñines si les compro muchos regalos, la ilusión de la Navidad y los juguetes son una expresión del alma y los lleno de amor... Regalo sí, la grandeza de un verso y un recuerdo en la memoria vale mucho.

Un beso, un abrazo a las personas que han hecho la diferencia o que nos han hecho reír o llorar, sin desear más que todo lo bueno, es indispensable en la Navidad. Preciados momentos son los encantos que llevamos dentro, la paz del cuerpo y del alma, la salud que dice todo es la fiel garantía que nos unge. La felicidad íntima, la que no se compra ni se alquila, ni se rifa ni se sortea al mejor negociante, es la gratificación a tantas pérdidas y olvidos que sufrimos diariamente.   

 

La Navidad es para mí un corto tiempo en que me envuelvo en un velo glorioso de luz y no espero nada de las personas sino más bien obsequio a las personas lo mejor de mí. Dios hace que sea así para dar un ejemplo de amor a quienes amo eternamente…

 

 

FELIZ NAVIDAD