Atención: Todas las obras del blog "ME ENCANTA SER YO" están protegidas por la propiedad artística de Noris Capin.
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domingo, 5 de febrero de 2017

HABLEMOS DEL AMOR



VISITANTES: 583
Hablemos del amor
Obra de Noris Capín
 
Si hablo las lenguas de los hombres y aun de los ángeles, pero no tengo amor, no soy más que un metal que resuena o un platillo que hace ruido.
                                              1 Corintios 13: 1
Hablar del amor es una cuestión del alma puesto que no todas las personas son capaces de hablar del amor o difundirlo hasta expresarlo de una forma genuina o humilde que arranque de raíz todo lo negativo o temeroso que habita en el corazón. 
El amor nace del aire: no lo podemos ver, no lo podemos abrazar o vislumbrar, pero si lo podemos sentir. Es como una ola de paz que se alarga y se encoge como un lazo que no se puede romper o mancillar.
El sentimiento reside y se nutre en el ambiente, y nos está esperando para resucitarnos, haciendo castillos en la arena, ampliándose apaciblemente, y en vigilancia eterna espera a que se advierta su gran magia y su incalculable poderío. 
La voluntad está en el soplo iluminado de la vida y no lo sabemos descubrir porque somos egoístas, no podemos abrazarlo porque tenemos las manos llenas de las cosas mundanas, no lo podemos oír porque estamos sordos ya que el bullicio del entorno es insoportable.
Estamos rodeados de todo tipo de agresión circunstancial que aparta lo espontaneo y lo repentino en nosotros, haciendo un hueco dentro del alma colmada de decepciones de todo tipo.  Todo lo insano de la vida aparta el torrente existente que vive en el aire, de manera que lo que hay en el espacio, y que se llama amor, no se advierte y no se examina con cuidado. Estamos mecánicamente expuestos a las ráfagas de las tormentas, y nos extraviamos de la corriente vital del amor y nos alejamos... 
Tomémonos un minuto, ahora mismo, y notemos la abundancia del amor. El aire está lleno de él, del amor de Dios, colmado de la esencia que no sabemos distinguir, pero que está repleta de vida, del oxigeno vital que hace ruido en el interior de la persona.  Un tiempo de discernimiento, para que el corazón oculte los despojos dolorosos que tratamos de olvidar, nos da la satisfacción de sentir los latidos del pecho sin alarmas.  También en el transcurso del recorrido hacia el amor podemos hallar la compasión, la dicha y la habilidad de aliviar los desengaños que han causado deterioro, eliminado lo impuro y lo viciado en el ser humano.  Tomémonos un instante de gloria para fluir el amor hacia fuera, para después traerlo a residir intrínsecamente dentro del ser. 
Ese momento de fe que nos regala Dios, es el camino para compartir la vida con otra persona, no para las juergas o sentir un gozo instantáneo o pasajero sino para el bien, para comunicar el afecto, para impartir la paz y corresponder con humildad y orgullo.
Hablemos del amor, como dice la canción de Raphael, una vez más, para tomar la vida desde el conocimiento interno, desde la voz de Dios que se debe de escuchar en silencio.  Hablemos del amor y comprendamos que existe, que el revoloteo de las arterias del corazón es válido.
Nos dice la sanadora del Señor en 1 Corintios 13:4-6  lo siguiente:   Tener amor es saber soportar; es ser bondadoso; es no tener envidia, ni ser presumido, ni orgulloso, ni grosero, ni egoísta; es no enojarse ni guardar rencor;  es no alegrarse de las injusticias, sino de la verdad.
Hablemos del amor y cantemos con panderos y salterios, con el ansia de compartir con ilusión, con el deseo de donar lo mejor del ser, con un espíritu de entrega amable, con el ánimo sensible para recibir las palabras, con ansias de comunicación y con la virtud siempre vigente abrazada a la misericordia de Dios Santo.
Confiar en el amor sincero al despertar todos los días, es lo que se debe de esperar, manso a las palabras sanadoras, sencillo al abrazo fuerte de la ternura, natural a la devoción pacífica, para descansar en Dios como un regalo que se ha de recibir en algún momento o en un instante de vida.
Recordemos lo que dice la Palabra de Dios en 1 Corintios 13:13: Tres cosas hay que son permanentes: la fe, la esperanza y el amor; pero la más importante de las tres es el amor. Amén.

 


 Columnista del periódico "En USA News"

Edición de Febrero 2017

 

 

 

 

domingo, 22 de enero de 2017

POEMAS PERDIDOS

VISITAS: 679
 
POEMAS PERDIDOS
 
Sí, eso dicen, que los poemas
perdidos regresan siempre. 
Regresan de donde vienen
y surgen cuando no los llaman.
Oh, esos poemas voladores
y tiernos.
¿Qué voy hacer con ellos?
mendigos de todo lo bueno
que se extravía en el cielo.
Benditos soplos hechos
de hierba y hielo, de betún
y cremas de viento viejo…
¿Qué voy a hacer de ellos,
sino lo que siempre he hecho?:
sacarlos de la sepultura honda
para después dormirlos
al sueño eterno…
Si, un poema perdido siempre
regresa, regresa al polvo
y del polvo se levanta y luego
se aleja para no morir de tedio.
Se aleja para ser regreso,
salmo, arrullo y maleza;
para no ser olvido en medio
de las tinieblas.
Para ser luz anochecida
y sombra perenne: hierba, sol,
flor y arena –como todo lo bello
que existe en la tierra–.

 noris capin

 

 

 

sábado, 7 de enero de 2017

Excelencia y Nobleza

VISITANTES: 814
Excelencia y Nobleza

Ustedes saldrán de allí con alegría, volverán a su país con paz. Al verlos, los montes
y las colinas estallarán en cantos de alegría y todos los árboles del campo aplaudirán.
                                                                        Isaías 55:12    

Hemos llegado al principio de un nuevo año,  a la iniciación de un nuevo ciclo de vida.  No es una inauguración o una apertura carnavalesca o imaginaria si no que hemos arribado a una temporada de transformaciones y de buena voluntad. Y digo de buena voluntad porque ahí es cuando se levanta el deseo de enmendar los momentos en que hemos flaqueado, de intensificar la fe, de expandir el conocimiento personal y florecer. Florecer con toda excelencia y nobleza que merecemos.
Y no es difícil lo que les estoy presentando en este nuevo año, sino más bien les estoy dando una pauta de que la vida no es más que una constante metamorfosis que se ajusta a los deseos de renovación y misericordia para intensificar la existencia con cantos de frescor —como un nuevo brote primaveral—.
Pues lo básico es poder convertirnos en hombres y mujeres genuinos, portadores del bien, de la justicia que, en todo su esplendor, nos aleja del desorden y el abandono personal, quiero decir, de la apatía, la orfandad y la desnudez íntima que nos desabriga y nos confunde.  Nada nos excluye de ser portadores de cuanto bien está al alcance de la mano y, muchas veces, sin que nosotros lo sepamos, nuestra vida da un vuelco hacia lo popular, a lo de hoy, que en cierta forma nos aparta de las cosas de Dios.
Todo hombre y mujer viene a este mundo por un tiempo limitado o establecido por Dios, no tenemos la potestad para diseñar nuestra vida a nuestro antojo, pero si podemos dar paso al discernimiento. La vida hay que discernirla y orarla, de manera que sí somos parte activa de los designios de Dios, el juicio y cordura juegan un papel importante.  
Qué hermoso sería pensar que a la hora de nuestro nacimiento hubiera habido un letrero sobre la cuna que dijese: "Noble nació, y será heredero del bien y la nobleza". Pues eso es precisamente para lo que Dios nos llamó a la vida, para ser a toda hora herederos y fieles participantes de la virtud, como un regalo que se nos proporcionó sin pedirlo. 
Muchas veces pasa que la mujer y el hombre quieren ser parte de las experiencias fuera de Dios y se extravían de una forma deplorable.  La mujer, y no digo todas, desea "vivir" y "sentir" el arrullo mundano, la algarabía de lo frívolo, lo terrenal que, al final o casi siempre, decepciona.  Porque lo material, la abundancia, el despilfarro y la ostentación llevan a la mujer y al hombre a salirse de la línea que conserva la esencia de lo fundamental.  Pero, en este mundo, en donde lo tangible pesa más que lo espiritual, el ser humano tiende a vivir en desacierto y desea tenerlo todo, sondear, tantear lo imaginado al caminar por el terreno que le sirva de alegría instantánea y a la vez superficial y fugaz.
Mas el gozo del Señor, no se compra con moneditas plásticas o medallas falsas, ni tan siquiera se adquiere con la ganancia o los acuerdos de negocios. El gozo de Dios se manifiesta cuando hay un llamado, cuando por excelencia sentimos el deseo de vivir la felicidad interna porque, sabemos, que la plata y las juergas no nos llevan al júbilo intrínseco que nos depara Dios.
Y no digo, por favor, que vivir bien sea un delito o una infracción o una amenaza a la buena vida, pero les repito, que el consuelo del hombre, el alborozo, el agrado profundo del ser humano yace en los atrios de Dios y no nos cuesta nada.
Vivir en excelencia y nobleza, nos pone a caminar en un camino recto, pero, muchas veces, tenemos que darle paso a la contrariedades normales de la vida. Quiera Dios que ésta fuese para el hombre y la mujer un paraíso divino decorado de flores sin espinas ni nardos.  Dios nos pone los pies sobre la tierra y nos sitúa en el centro de las contradicciones cotidianas, en las tristezas, y nos expone a las miserias del mundo sin nosotros comprender cómo eso puede suceder si estamos en los caminos de Dios. Y nos preguntamos: ¿Cómo es posible que se sufra y se llore si el Señor nos ha puesto en Su sendero y en lo verdadero de Su Reino? ¿Por qué sufrimos, por qué soportamos las cosas que son contrarias a Dios? ¿Por qué si estamos en los caminos del Señor pueda ser posible que rueden lágrimas de sangre sobre nuestros rostros?
El gozo íntimo se Dios consiste en saber cómo sobrellevar las angustias, cómo salir del consumismo que nos ata, cómo rebasar el miedo, cómo aliviar las heridas y nos enseña a perdonar, a dejar ir lo impuro, lo viciado, para ser, sencillamente, hombres y mujeres valorados, mujeres santas, seres que crecen y se desarrollan en excelencia y nobleza con la fuerza arrolladora del Espíritu Santo, que es el Espíritu del Señor. Él nos pone a prueba.
Y dice la Palabra de Dios: Porque mis ideas no son como las de ustedes, y mi manera de actuar no es como la suya. Así como el cielo está por encima de la tierra, así también mis ideas y mi manera de actuar están por encima de las de ustedes.» El Señor lo afirma Isaías 55: 8,9.

 
Noris Capin
 
Columnista del periódico "En USA News

y autora del libro ¡Mujer,levántate!"


 
 


 

domingo, 1 de enero de 2017

ALBOR ANOCHECIDO

VISITANTES: 412
 
ALBOR ANOCHECIDO

Todo en silencio.
Se acabará la miseria,
y la muerte no será
un toque de queda
sino una feria.
Seremos, pues,
un sonido de verdes
quimeras en el tibio
lugar del vacío.
Se olvidará la culpa,
y la inocencia será
más que un simple
descanso en el eco
delator del tiempo.
Ya lo creo. Es cierto.
Solo la espera será
recibida a fin de ver
la alborada mostrar
fiel los sentimientos.
Después de tantos
albores anochecidos,
vendrá la brisa
a besarte.
 

noris capin 

sábado, 31 de diciembre de 2016

A VECES LAS TARDES

VISITANTES: 689
 
A VECES LAS TARDES

 
A veces las tardes

ya no se escuchan

y dejan un aroma

a hierba congelada

en la sal del olvido.

Ojalá que volvieses

a rasgar mi camino

con la cresta divina

de tu zozobra.

Las cantos omitidos

por tu ausencia,

sobre el concreto

ya caminado, se han

ido con tus palabras.

A dónde fueron

las pisadas sino

al río que da al mar

y su bonanza?

La quiebra de albor

reflejó tu silencio,

las horas pasadas

de tiempo, la falta

de aliento, la sed

del andante perdió

el control y se fue

se fue, se fue

por la pendiente.

Umm…

¡Qué frialdad tan

latente es la tuya!

después de revelar

el amor y las veces

que dijiste adiós

gemebundo e infiel

destrozar mi alma.

A veces las tardes

me recuerdan

el olor a hierba

congelada…
noris capin

domingo, 11 de diciembre de 2016

ÁNGEL DE NAVIDAD

VISITANTES: 1008
ÁNGEL DE NAVIDAD
Yo nunca había visto a un ángel hasta hoy.
Un ángel sin alas, sin túnica, sin halo elevando
su velo sobre el paraíso y la ajada miseria
de la tierra.
Jamás había visto a un ángel sin vestidura
danzar por el cielo raso, tocando un violín
y luego una trompeta sin arpas.
Hoy he visto a un ángel pasar por el túnel
de la esfera, perseverando, mirando el rumor
de la vida —como una canción—o ráfaga
apagando mi silencio, creando un susurro,
un eco, o un tintinear casi imperceptible.
Yo vi a un ángel hoy: digno, noble, cantando
un poema mío,  haciéndolo brillar por el aire,
coronando mi cabeza con sus notas, tomando
control sobre las angustias, organizando
los enojos, alejando los bríos tristes, prohibiendo  
las penas inoportunas y sin causas.
Yo presencié a un ángel hoy: amado ángel
de la misericordia, lleno de gracia, justo, sonriendo
con gesto de querubín armado, provisto de gracia,
revestido de fe  regalando su piedad y su luz.
 
noris capin  ®

 

domingo, 4 de diciembre de 2016

Tiempo de Navidad

VISITANTES: 795

Tiempo de Navidad
Envía tu luz y tu verdad, para que ellas me enseñen el camino que lleva a tu santo monte,
al lugar donde tú vives.

                                                                                     Salmo  43:3
Vamos sintiendo el paso de los años sobre nuestras espaldas, y no nos damos cuenta de que los días son cortos y las horas son algunas veces interminables.  Vamos notando cómo las estaciones van y regresan y los períodos se confunden y se pierden al igual que los atardeceres.
Y es que el curso del tiempo es misterioso y tenso; el lapso de veinticuatro horas no tiene apuro, ni le importa lo qué está ocurriendo en la vida de los seres humanos, por lo tanto es inexpugnable e inquebrantable y no se detiene nunca.
Hemos estado viviendo momentos intensos de confusiones, desconciertos, de laberintos y caos, pero no percibimos que ya es Navidad y que el nacimiento de Jesucristo está en el umbral de nuestra vida. Y al venir esa etapa luminosa, de alegrías, de familia y de regalos, no nos queda otra alternativa que  ocuparnos de transformar nuestros corazones.
Nuestra familia es la continuación de la vida, la permanencia de lo verdadero, la estabilidad de lo cierto y la extensión de los lazos vitales que nos unen a la existencia.  Es más, estamos ligados a seguir resurgiendo en medio de las cosas irreversibles, brillando por dentro, resplandeciendo como un árbol de Navidad lleno de luces y de niñeces.
Este es el tiempo de volver a ser chicos y esperar con anticipación a los Reyes, y sentir que hay ilusión en nuestras vidas por las pequeñeces que nos pone delante Dios. No nos podemos detener a pensar que el pasado es doloroso, y debemos entender que los momentos de amargura vivida ya es historia y un añejo concluir de un tiempo remoto de sufrimientos.
Hay que resucitar de las mala rachas, amigos, y olvidarse de los palos que nos dio la vida, de los pecados que cometimos y de la pesadumbre que abraza el presente. Si estamos de acuerdo que la llegada de Jesús es un acontecimiento que florece ante nosotros, más vale renacer desde el corazón, desde la nostalgia que no nos permite ser feliz.
Acuérdense que el tiempo es fugaz, traicionero y no perdona; no podemos regresar para enmendar la vida vivida puesto que los lapsos no regresan para volverlos a empezar o para emparchar los errores o tapar con un dedo lo ocurrido anteriormente.  Esta oportunidad, en donde la esencia de la Navidad destruye cualquier tipo de peso acomodado fielmente en nosotros, nos remoza para salir al nuevo tiempo con júbilo y armonía.  Y yo sé que es muy difícil lidiar con la vida sacrificada de cada uno de nosotros,  no es fácil, pero se pude restituir el gozo, abrazarlo y llenarlo de oportunidades para sentir el espíritu de Dios haciendo nido en nosotros en ésta temporada de revestimiento íntimo. 
¿Y qué vamos hacer en este tiempo de santa algarabía?  ¿Qué planes se nos antoja estrenar para ser parte de los sueños y zambullirnos de cabeza en esta estación resplandeciente y hacer realidad lo que usualmente no culmina?
Nuestro Señor Jesús desea que seamos felices, que estemos tranquilos y que encontremos en cada etapa de la vida, la vida, el sabor del hogar y la esencia escondida de cada situación, porque todo tiene remedio, todo tiene una respuesta y una solución. Nada se cuela por debajo de la mesa sin que antes sea agradable a Dios, Todopoderoso, de manera que reverdecer como el tiempo de gracia por nuestras propias fuerzas, nos apura a hacer un cambio.
El día del nacimiento de Jesús nos prepara para seguir adelante aunque veamos las cosas a través de la niebla que nos ciega, el alumbramiento de María, la madre de Jesús, nos ha traído el sentido de la maternidad, que es un regalo, una ofrenda de amor que es como un manto feriado sobre nuestro cuerpo y hay que estar alegres.
Dice la Palabra de Dios en el Salmo 43:4,5 lo siguiente:  Llegaré entonces a tu altar, oh Dios, allí te alabaré al son del arpa, pues tú, mi Dios, llenas mi vida de alegría.    ¿Por qué voy a desanimarme? ¿Por qué voy a estar preocupado? Mi esperanza he puesto en Dios, a quien todavía  seguiré alabando.
Después de esta confirmación, venida de las Santas Escrituras, no podemos quedarnos fríos,   serenos e imperturbables sino que en lugar de estar perennemente en ese estado de ahogo, despeguemos la tristeza de nuestro ser y seamos felices  como nos dice el Señor.
 
Del periódico "En USA News"
por Noris Capin

sábado, 26 de noviembre de 2016

Y me dijiste

                   VISITANTES: 704
Y ME DIJISTE...
 
 
 
 
Y me dijiste que mis  ojos se igualaban

a la yerba buena, a los montes lejanos 

en donde se visten los  campos de plantas

y de cigüeñas.

Allí donde se acopian los matices

de agua fresca, de sal y de todos los bienes

que respira la tierra.

Me dijiste que era como la lluvia inmensa

y que lo abarcabas todo con mi abrazo

durante las nieves y constantes fiestas.

Me dijeron que mi tez era serena

y que ardía la vehemencia  en mi frente,

encima de la raíz de todas mis penas

y tu recordada ausencia.

Y yo te divisé un día al nombrarte mío,

en las alas del frío silencio, en la escuela,

entre los pupitres que me guarecían del miedo

de tantas suertes acopladas a mi mente

y al destino que no supo decirme nada

de tus ojos, de tu abrazo y de tu suerte.
 


 


 


















 

YO, LA DE LOS OJOS TRISTES

 

 

 

 

 
Tú, tú querida en el hondo reír de las amapolas.
¿Dónde estás? apenas diviso tu silueta; tu voz
delicada ya no vibra junto a las algas marinas
de tu cuerpo.
Tú, queridísima criatura de fieltro en que borras
la última llama de silencio; nada dice el rumor
en madrugada en que te has ido.
He mirado el sentir de algunos ojos robados,
hasta el profundo dolor de entonces,
luego de la vez en que lloraron ya no se olvidan.
Niña, tú tienes el verdor beato de la suerte loca
en que llevas a cuestas tu cintura, niña, niña,
de las flores y los ojos tristes.
Avísame de tu esfuerzo tejido a tu ser desnudo
reclamando la ternura en pies descalzos.
Tú imaginas y yo ignoro !tantos logros! fechas
largas y vencidas, vasto amedranto en hierba
fresca.
Revélame tu soledad en la bandeja de la dicha.

 
 



 
noris capin