Atención: Todas las obras del blog "ME ENCANTA SER YO" están protegidas por la propiedad artística de Noris Capin.
#NOR-172545 ®.

Mostrando entradas con la etiqueta Mujer al fin.... Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Mujer al fin.... Mostrar todas las entradas

miércoles, 2 de octubre de 2013

Mujer al fin.

VISITANTES:  36
 

 Mujer al fin...

Cambias como el viento giras, despeinas y renuevas. 
Como el río corres, como las aguas refrescas.
Como el horizonte te alejas, como el alba resplandeces.
Como mujer al fin amas, como mujer al fin creces
.

Noris Capín
 
 
 
Alegre siempre

 “Alégrense los que buscan tu protección;
                                                      canten siempre de alegría porque
                                                       tú los proteges.  Los que te aman
                                                           se alegran por causa tuya.” 

                                                                                   Salmo 5: 11

Hemos sido creados por Dios para amar, para ser felices y ser capaz de brindar a otros lo mejor de uno mismo.  Hemos nacido para ser parte del universo y ser luz y no para que la tristeza nos cubra con su manto patético y desolador. 
Tenemos más que suficientes motivos en la vida para estar alegres y, sin embargo, la mayoría de las veces caminamos mirando hacia abajo, tristes, dando la impresión de que la congoja es la rige nuestra vida.  Para poder ahuyentar las sombras que se han hecho perennes en nosotros, tenemos que sacar todos los impedimentos que desordenan ese don que nos convierten en personas sin alicientes y sin esperanza. 
Todo lo que Dios creó lo hizo bueno y no hay nada que Dios haya creado que no sea de otra manera, por lo tanto, el saber que Dios nos da a elegir entre estar alegres o tristes es una decisión que debemos hacer por nosotros mismos.
La alegría es una actitud de júbilo que se experimenta cuando algo extraordinario ha sucedido en nuestra vida, algo que haya hecho la diferencia y nos ha dejado un efecto grato y permanente en nuestro vivir. 
Pero la alegría no es un complemento que se adhiere a nuestro espíritu si no sabemos exactamente el significado de esa postura que, en cierta forma, nos permite entrar en una relación propia.
La alegría interna es la que se apropia del alma: ese sentimiento que tiene que ver con el amor, la benevolencia, la amabilidad y la misericordia; si no existen estos sentimientos anidados a nuestro ser, la alegría no se auténtica ni se contagia a otros por más que queramos ser instrumentos positivos en la vida de nuestros familiares y amigos.
El estar en esa apatía perenne nos conduce a la desintegración de nuestro propio ser y, a medida que pasa el tiempo, nos acostumbramos a cargar la tristeza dentro del corazón como una mochila llena de piedras y desencanto.
Es imposible estar alegres todos los días, pero nosotros tenemos la capacidad de elegir nuestro estado de ánimo con tan sólo dedicarnos a desviar la tristeza. 
Definitivamente hay que detener el paso para reflexionar cada instante de la vida por más insignificante que este sea.  El no saber extraer esos momentos de satisfacción y abrazarlos, es sencillamente no estar en conexión con Dios.
Estamos creados tú y yo para sentir alegría, a ver más allá de esa fábula que nos leyeron cuando éramos niños; sin embargo nosotros podemos ser una parte real de nuestra propia historia cuando sabemos apreciar los momentos en donde somos las verdaderos protagonistas y no las princesas y los príncipes de los cuentos de hadas.
Dicen algunas personas que la alegría es algo tan transitorio y es casi imposible de alcanzar,  sin embargo algunos filósofos dicen que la alegría es un estado que se puede escoger con solamente cambiar las actitudes que rigen al ser humano cuando se hace el intento de salir triunfantes por arriba de la tristeza. 
 La alegría es un sentimiento que nosotros mismos podemos mantener y cultivar cuando estamos en los caminos de Dios, aunque, en ciertas ocasiones, nos consuma el sufrimiento y el llanto.
Tenemos que comenzar hacer ese recorrido tomando cada momento como lo que es y no como nosotros lo queremos ver.  Precisamente por querer desviar todo lo que está en desacuerdo con nuestros planes, nos da la impresión de que nada es auténtico, válido o real.   
Primeramente tenemos que enmendar esa imagen negativa que llevamos cargando toda la vida: esa actitud pesarosa que oscurece nuestra propia aureola por ser pesimistas y poco visionarios.  El don de la alegría tiende a disolverse al toque de la primera negación personal que nos planteamos.   Cuando vamos mostrando esa apatía que nos lleva a estar en un estado de antagonismo con nosotras mismas, debemos hacer un hincapié para cambiar la tristeza por gozo.   
La alegríaque debe ser permanente en nosotrosnos acarrea tremendas hostilidades cuando no permitimos la sanación interna, con eso quiero decir, que si no nos comprometemos a aliviar el dolor o a reponernos de los errores contraídos durante el curso de la vida o a convalecer en nuestro propio incumplimiento, siempre vamos a estar diciendo: “mea culpa, mea culpa, mea máxima culpa” y es por eso que sufrimos nuestras infracciones a tiempo y a destiempo y no nos damos la absolución a nuestros propios errores y faltas.
Cuando no perdonamos a nuestros deudores y enemigos también se esconde la alegría de nuestra vida puesto que los resentimientos y los odios salen a relucir en los momentos de fragilidad humana contra otra persona.  El no poder indultar a otros es vivir con una espina clavada en el corazón por siempre.  Es vivir amargado y mortificado cada vez que el recuerdo de algún incidente del pasado nos perturba.  Si no nos perdonamos a nosotros mismos no somos incapaces de perdonar a otros esa es la realidad.
Vivir con alegría es saber escoger esos momentos y revivirlos en el corazón, es guardar en la profundidad del alma el calor de una sonrisa y una palabra sanadora aunque se esté atravesando por momentos difíciles. 

miércoles, 1 de febrero de 2012

Mujer al fin...


 Mujer al fin...

Cambias como el viento giras, despeinas y renuevas. 
Como el río corres, como las aguas refrescas.
Como el horizonte te alejas, como el alba resplandeces.
Como mujer al fin amas, como mujer al fin brillas
.
Noris Capín